Cuando Neil Armstrong pisó la luna en julio de 1969 logrando así el cumplimiento de un sueño humano, empezar a recorrer el universo, anotó: Este es un pequeño paso del hombre pero un gran paso para la humanidad.
Hoy podemos decir que el paso de Dios por nuestras vidas en la gesta de la muerte y resurrección de Jesús, hechos conmemorados en la semana anterior, o Semana Santa así llamada, es un paso inmenso y formidable por su significado y realidad, por su resonancia para cada uno y para la humanidad, para la historia personal y total.
En estos días de la semana mayor se nos ha revelado hasta qué punto Dios se interesa por nosotros, qué punto quiere intervenir en nuestras vidas, hasta qué extremos llega el amor divino para despertar y dar cauce al amor humano; se nos revela mucho mejor de lo que nosotros podemos imaginar: Se nos muestra capaz de hacernos felices, de darnos entusiasmo; ese es el gozo llamado pascual.
Esto explica por qué aún persiste la costumbre aunque ya casi apagada, en Moscú, de saludar en la Pascua de manera eufórica; en efecto, si vas por la calle no te debes extrañar si alguien, aún sin tú conocerlo, se acerque con sonrisa incluida, te abrace con gesto fraterno y acogedor y te diga al oído: Alégrate, Cristo ha resucitado; acto seguido los dos se dan un beso cariñoso y siguen su camino con un deleite de vivir que ensancha los horizontes y caminos.
La Pascua, fiesta de resurrección, trae una novedad absoluta para cada uno y la historia; se dice que "este es el día que hizo el Señor", de gozo y triunfo; los demás días los hacemos nosotros con nuestros ensayos, límites, caprichos, debilidades; pero ese día es obra suya por excelencia, es el Día supremo; es trabajo muy suyo para que aprendamos a obrar así: Con novedad, creatividad, derrotando los miedos y tristezas, poniendo un arco iris de belleza en el panorama del mundo.
Para este nuevo día que inaugura una nueva etapa y vida solo nos hace una recomendación: Amarnos, llevar el amor como estandarte de vida nueva que perdona, olvida oscuros caminos, corta con los malos caminos, los odios y divisiones.
El papa Francisco ha anotado en su carta sobre el Evangelio que muchos parecen estar en permanente Cuaresma pero que no pasan a la Pascua, a la vida nueva de resurrección; muchos se resisten a creer que esto de vivir vale la pena, que el existir tiene sentido, es una tarea, un camino, una edificación de belleza y acogida.
Ojalá estemos viviendo en novedad pascual: Dios ha pasado por nuestra vida para hacernos pasar a una vida de Fe, Esperanza, Amor, sin perezas o pesimismos estériles.
Desde esta óptica hoy 23 de abril debemos gozar con la festividad del idioma como modo de comunicar la vida, agradecer al bibliotecario(a) en su día y con los scouts en su fiesta estar "siempre listos" para el bien.
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