Dice el poeta que hay que hacer camino andando, caminando, avanzando; la fiesta de hoy 16 de julio ilustra esta realidad porque invita a proseguir, nunca a estancarse o quedar en indiferencia frente a la realidad vital.
La festividad del Carmen nace de un monte desde el cual se divisan mar y caminos; existe en Israel un monte llamado el Carmelo de belleza inmensa; en él había algunas cuevas que servían para que muchos fuesen a orar, reflexionar y sacar luces para la vida; en ese monte el profeta Elías se forjó como mensajero que era estimado y consultado por el pueblo.
Era un monte de plegaria y promesas; allí, según lo narra el primer libro de Reyes (18,20-45), después de una larga sequía Elías interpretó un signo aparecido; una muy pequeña nube apareció a lo lejos; esta se fue acercando hasta el monte y se hizo inmensa nube que regaló agua lluvia suficiente para fecundar la tierra y dar frutos abundantes.
Así el profeta anunció que llegaba Dios al pueblo: en lo pequeño de cada día Él puede regalar fuentes de fecundidad, luz y gozo a los creyentes que acepten su amor; con el tiempo, ya en el Nuevo Testamento, se construyó allí un monasterio con el nombre del monte: el Carmelo y en honor de la Virgen María, pues se decía que Ella era esa pequeña nube que regaló al mundo entero la lluvia de dones con el don de Jesús nacido desde su vientre.
Los Sarracenos llevaron a cabo una gran persecución, destruyeron el monasterio con su capilla e imagen mariana; los monjes se dispersaron y así se regó por innumerables sitios el mensaje del Carmelo.
Años después volvieron a recuperar el monte y un monje, Simón Stock propuso desde la oración el uso de una pequeña capa llamada escápula por ponerse sobre los hombros y cubrir la parte superior del pecho y espalda; decía él que era un símbolo de la protección del Señor en las luchas de cada día así como los combatientes usaban escápulas o capas grandes y gruesas para enfrentar enemigos en las batallas.
Es fácil encontrar en este hecho la razón del uso tradicional del llamado escapulario (de escápula) que para comodidad se redujo a un muy pequeño objeto de paño que se coloca sobre los hombres y que tiene dos pequeñas telas en las cuales se plasma por lo regular copia de la imagen venerada por siglos en el monte Carmelo; es el origen del escapulario y fiesta de la Virgen del Carmen (o Carmelo).
Lo importante es no hacer de estos símbolos objetos cuasi mágicos olvidando que su fin principal es acercarnos a las responsabilidades que un creyente debe vivir; es el espíritu de lucha y esfuerzo para vivir como hijos de Dios y hacer vida la Palabra de Jesús.
Llevar ese pequeño y oculto objeto es un compromiso a vivir mejor, a llevar la vida de amor con quienes comparten la vida, ir por los caminos del mundo haciendo el bien. Con razón es la patrona de conductores terrestres y aéreos, así como del ferrocarril.
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