Hoy la Arquidiócesis de Manizales celebra su fiesta patronal y como punto fulgurante hace un homenaje de reconocimiento, felicitación y gratitud a monseñor José de Jesús Pimiento Rodríguez, Arzobispo Emérito de Manizales y hoy eminente cardenal.
Sin orgullo, pero con júbilo, nuestra Arquidiócesis tiene el gusto de tener cuatro cardenales de la Iglesia que han pasado por esta pastoral sede de Manizales; dos de ellos han sido obispos de la Arquidiócesis y los otros dos han sido rectores del Seminario Mayor.
El primero de ellos fue monseñor Luis Concha Córdoba quien nació en Bogotá y de 1935 a 1959 ejerció su ministerio en Manizales; trasladado a Bogotá fue nombrado cardenal en 1961; acá dejó huella en el impulso a la vida espiritual y pastoral; la colina de Villa Kempis con su hermosa casa de retiros espirituales fue iniciada por él en el deseo de dar una formación sólida en la Fe con el conocimiento de la palabra de Dios y su expresión en la vida diaria; celebró acá el primer congreso latinoamericano de la vida rural de amplia resonancia.
El segundo cardenal que fue obispo en esta sede es monseñor José de Jesús Pimiento actualmente felicitado por su reciente nombramiento como miembro del colegio cardenalicio; es el cuarto cardenal en orden cronológico pero es singular Cardenal por muchos aspectos.
Nació en Zapatoca (Santander) en 1919; desde pequeño su inteligencia y su inquietud social marcaron parte de su rumbo que se hizo sólido al seguir las huellas del Buen Pastor Jesús de Nazareth en el Presbiterado; en 1975 llegó a la sede arzobispal de Manizales donde ejerció durante 21 años un fecundo ministerio episcopal.
Fue presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia y asistente al Concilio Vaticano II en sus cuatro sesiones, así como delegado a varias conferencias episcopales latinoamericanas.
A la Arquidiócesis le dio un impulso pastoral de altura; sólido en su hablar y actuar, directo en palabras y obras, iluminado en sus homilías y escritos, pastor en sus consejos y trato personal; veraz y recto como pocos, sencillo y pobre en su vida personal, exigente consigo mismo y con los demás, capaz de llamar "raza de víboras" a los farsantes como lo dijera Cristo pero presto de poner la oveja herida sobre sus hombros recios.
Singular por ser nombrado Cardenal por encima de los noventa años, hecho inusual pero que ilumina el reconocimiento a su vida fecunda como árbol frondoso; sigue lúcido, con su pensamiento preciso y profético; estamos felices felicitándolo.
Los otros dos cardenales que estuvieron como rectores del Seminario son: Eduardo Gagnón, sulpiciano, de visión amplia y evangélica y monseñor Marcos Ouellet, también sulpiciano y quien en el momento labora en el Vaticano en cercanía al papa Francisco. Manizales celebra agradecida.
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