A muchos de nuestros paisanos, incluidos aquellos cuya profesión no es la de escribir ni la de enseñar, les duele el maltrato que, de periodistas, expositores y escritores en general, recibe nuestro idioma. El dueño de Acuario Manizales, Eduardo Mejía Rincón, me habló en cierta oportunidad de la cacografía (escritura que viola las normas de la ortografía) de los jóvenes que tienen las redes sociales como medio de comunicación. Y de muchísimos profesionales, agrego. Además, son diversas las preguntas que los mismos me formulan sobre temas relacionados con la forma de expresar verbalmente lo que pensamos. Una de éstas, frecuente, la diferencia entre ‘sino’ y ‘si no’. La pronunciación -ha sido siempre mi respuesta- es la culpable de la dificultad que muchos, inclusive escritores de recorrido, tienen para diferenciarlos y, por lo mismo, para emplearlos adecuadamente. Que lo diga, ‘si no’, el doctor César Montoya Ocampo, que se tropezó con ella en la siguiente frase: "Suya no es la espada toledana si no la sarracena" (LA PATRIA, Boceto de un patán, 14/8/2014). En ella, el curtido redactor echó mano de la locución condicional negativa ‘si no’ en lugar de la conjunción adversativa ‘sino’, porque, sin duda, pronuncia esta última como si fuera una palabra aguda, ‘sinó’, como suena la locución que en mala hora escogió para expresar la contraposición pretendida, a saber, "no la espada toledana sino la sarracena". ¡Cuántos errores nos evitaría un juicioso análisis gramatical!
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El uso caprichoso de ciertos vocablos hace pobre y desgalichada la redacción, lo que se aprecia patentemente en esta información de Colprensa: "En paralelo al punto sobre las víctimas, la mesa de diálogo tratará de avanzar en otros temas" (LA PATRIA, 3ª página. 13/8/2014). El Diccionario da del adjetivo ‘paralelo-a’ la siguiente definición: "Geometría. Dicho de dos o más líneas o planos: Equidistantes entre sí y que por más que se prolonguen no pueden encontrarse", verbigracia, los rieles de una línea ferroviaria. Tiene también la acepción de cotejo o comparación de una persona o de una cosa con otra. Según su etimología (del griego ‘parallelos’ -‘pará’, ‘junto a’, y ‘állos’, ‘otro’-), sus sinónimos son ‘equidistante, correspondiente, semejante’, como adjetivo calificativo; como sustantivo masculino, ‘comparación, símil, semejanza, conformidad, cotejo’. Por esto, cuando se establece un paralelo entre dos personajes, lo que se hace es ponerlos en circunstancias definidas para compararlos. Nociones que no son aplicables en la información de Colprensa, la que se refiere, no a una comparación o cotejo, sino al tiempo de la realización de las tales ‘conversaciones’, lo que se expresa apropiadamente con locuciones o términos que indiquen ‘simultaneidad’, por ejemplo, "al mismo tiempo que sobre el punto de las víctimas…", o "simultáneamente con el punto sobre las víctimas, la mesa de diálogo tratará de avanzar en otros temas". Así comprendemos mejor por qué llevan ya dos largos años ‘tratando’ de avanzar… ¡Bueno, algo es algo!
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Otra muestra de redacción desgalichada: "El monto de algunos de los afectados por la medida judicial genera suspicacias" (El Tiempo, editorial, "El embargo a los concejales", 14/8/2014). De desgalichada la califico por una omisión imperdonable: "El monto", ¿de qué? La frase completa, sin duda, es ésta: "El monto de los bienes de fortuna de los afectados por la medida judicial genera suspicacias". El ‘monto’ es "la suma de varias partidas"; y ‘partida’ es "cada una de las cantidades asentadas por separado en una cuenta". Si se tratase sólo de los concejales embargados, habría que decir "el número de algunos de los afectados…". Las cosas claras y el chocolate espeso, pedían los viejos.
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Además de otras quisquillas gramaticales, ¿sabe usted la diferencia entre ‘porque’ y ‘por que’, y cómo se hace una pregunta en castellano? Pues parece que uno de los corresponsales de El Tiempo, Fernando Umaña Mejía, lo ignora. Gersaín Pescador Nieto, uno de los reservistas estafados de la nota del periodista, a la pregunta tácita de si acudirá a algún abogado, contesta negativamente, y explica: "¿Por que para qué? (El Tiempo, Eje Cafetero, 16/8/2014). La respuesta del entrevistado debió ser transcrita de este modo: "No, porque ¿para qué?". La diferencia entre ‘porque’ (conjunción causal) y la locución preposicional ‘por que’ (que equivale a ‘para que’) es enorme. La primera indica la causa o la razón por la cual se hace algo; la segunda, introduce un complemento, por ejemplo, "estamos luchando por que no haya más injusticias en este país". Son nociones tan elementales, que las debería saber cualquier periodista.
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El redactor del editorial de El Tiempo "Otro periodista acallado" escribe: "Como crónica de una muerte anunciada han calificado colegas y allegados a Luis Carlos Cervantes su trágico y deleznable suceso" (14/8/2014). ¿Deleznable un asesinato? Sus sinónimos -‘quebradizo, frágil, inconsistente, resbaladizo, fugaz, inestable, endeble, flojo, blandengue, inseguro, disgregable’- hacen patente lo despistado que andaba el editorialista al calificar semejante crimen de ‘deleznable’. Muy despistado.
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