‘Sendos-as’, señor Chacón, es un adjetivo que sólo se usa en plural y que quiere decir ‘uno para cada una de dos o más de las personas o cosas a las que se refiere’, por ejemplo, "en el desfile había por lo menos doscientas personas con sendas antorchas encendidas", es decir, que cada uno de los asistentes al desfile llevaba una antorcha. ¿Qué significará para el columnista Fuad Gonzalo Chacón ese adjetivo? No tengo la menor idea, ya que los textos en que los emplea no me dan ninguna pista. Éstas fueron sus frases: "Pero llevar la actitud irresponsable de algunos usuarios internautas hasta estrados judiciales para canjearlo por sendos años sin ver el sol…" (LA PATRIA, 29/7/2014); y "…con los beneficios que produciría la visita de sendos foráneos que hipotéticamente irán a ver ‘nuestro Corcovado’" (Ibídem, 5/8/2014). Me atrevo, no obstante, a interpretarlos: Como en el primer ejemplo se refiere a los castigos que merecen quienes, protegidos por el anonimato de los foros en el ciberespacio, insultan sin misericordia a los columnistas que no les caen bien, podría traducirse ‘sendos’ por ‘un par de años’; en el segundo, pues habla de los posibles visitantes del monumento (de tamaño ‘descomunal’) al Santísimo, que van a erigir en Floridablanca, Santander, podría traducirse por ‘equis cantidad’. Sin embargo, con ninguno de los dos acierto, ya que el adjetivo significa únicamente lo dicho arriba, de tal manera que cualquier interpretación es buena. El mismo redactor, en el primer artículo citado, dice: "…son ofensas indefensas que no rompen huesos ni pasan a mayores". ¿Quiso tal vez decir ‘ofensas inofensivas’?, porque ‘indefensas’ son las víctimas de los cibernautas matones. Y, por el contexto, es aceptable la expresión ‘ofensas inofensivas’. Los ‘insultos’, sin embargo, no son ‘inofensivos’, porque con ellos se "ofende a alguien provocándolo o irritándolo con palabras o acciones". Y los ‘ofensores’ merecen, si no la cárcel, el repudio de la sociedad.
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‘Pénsum’ (del latín ‘pensum-i’ = ‘tarea, función, deber, obligación’) es un término que, a pesar de su muy extendido uso, no ha sido acogido aún por la Academia de la Lengua. Y debería serlo. Lo encontré en el Lexicón de Colombianismos de Alario di Filippo con la siguiente definición: "Plan de estudios. Es palabra latina que significa, entre otras cosas, tarea, porción de materia que se señala para trabajar diariamente". Y es una palabra, repito, que debería estar ya en cualquier diccionario castellano. El editorialista de LA PATRIA la empleó en la siguiente frase: "Lo que hay que hacer es ajustar los pensum y las metodologías…" (3/8/2014). Una vez incluida en nuestro léxico, debe acomodarse a sus normas ortográficas y de formación del plural. Como ‘álbum’, que, en singular, lleva tilde, pues es una palabra grave terminada en ‘eme’; y, en plural, agrega la terminación ‘es’, ‘álbumes’. Y así, debe escribirse ‘pénsum’ en singular; y ‘pénsumes’, en plural’. Tal cual.
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El señor Hernán Penagos Giraldo, congresista, redactó la siguiente frase en un artículo para LA PATRIA: "Bienvenida la educación para la investigación (…) que estimule el disenso, la controversia y la problematicidad" (27/7/2014). ¿Estimular la problematicidad? Este feísimo terminacho fue incluido por primera vez en el diccionario de la Academia de la Lengua en el 2001 como sinónimo de ‘problematismo’ (asentado en el de 1984), con la acepción de "cualidad de problemático", adjetivo calificativo que quiere decir "que presenta dificultades o que causa problemas". Es bueno, entonces, "estimular el disenso y la controversia", pero no el ‘problematismo’; más bien, "estimular la búsqueda de la solución al sinnúmero de problemas a los que se enfrenta diariamente la sociedad".
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Uno puede, con palabras muy cultas y acogidas en todos los diccionarios, hablar ‘cháchara’; y puede uno también, con ‘regionalismos’, expresar conceptos profundos y, por ello, de gran importancia para quienes los escuchan o leen. Quiero decir que no es lo mismo ‘hablar cháchara’ que ‘expresarse por medio de regionalismos’, ‘colombianismos’, en este caso concreto. A un artículo dedicado a vocablos netamente colombianos, LA PATRIA le acomoda el siguiente titular: "La cháchara tiene su traducción" (6/8/2014). Palabras inútiles y frívolas constituyen la ‘cháchara’, término que, según Corominas, "viene del italiano ‘chiàchiera’ (pronunciado correctamente ‘kiákiera’, pero localmente suena como ´cháchera’); en italiano procede a su vez de la raíz onomatopéyica KLAKK- ´charla’". Los colombianos, en lugar de decir ‘hablar cháchara’ decimos ‘hablar paja’, a saber, cosas sin sustancia alguna. Los ‘regionalismos’ son palabras o locuciones propias de determinada región geográfica, inclusive dentro de un mismo país. La gran mayoría de ellas, muy expresivas y de mucha importancia en la comunicación oral o escrita.
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Dos titulares, el primero de nuestro diario; el segundo, del portal electrónico Eje XXI: "Reportaron sismo al interior del Nevado del Ruiz" (29/6/2014); "Cinco capturas por corrupción al interior del Inpec" (6/8/2014). La preposición ‘en’, ella sola, expresa el lugar ‘dentro del cual’ está o sucede la cosa de que se trata. Razón por la cual, y a pesar de ser endémica, sobra la estomagante locución ‘al interior de’, que, castizamente, tiene que ser ‘en el interior de’. ¿Habrá alguien que pare bolas?
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