La preposición latina ‘post’ significa ‘detrás de’, ‘después de’, por lo cual el verbo latino ‘postergare’, que no usaron los clásicos de ese idioma, significa “dejar atrás, descuidar, abandonar”. El Diccionario le da esta acepción: “(Del latín medieval ‘postergare’, post tergum ‘detrás de la espalda’). tr. Hacer sufrir atraso, dejar atrasado algo, ya sea respecto del lugar que debe ocupar, ya del tiempo en que había de tener efecto”. Este significado de tiempo es el que tiene el verbo ‘postergar’ en las siguientes informaciones descuidadas de Colprensa: “Farc evalúan si postergan el cese al fuego” (LA PATRIA, titular, 20/8/2015). Y al día siguiente, en el texto: “…las Farc anunciaron ayer que postergarán el cese al fuego unilateral…”. Esto quisieran los narcoguerrilleros con el fin de extender su temperada en la finca de los Castros. Lógicamente, el verbo adecuado es 'prolongar' -¿lo sabrá el redactor?-, que tiene muchos sinónimos, entre otros, ‘alongar, alargar, estirar, extender, estirar’. ‘Postergar’ significa también “tener en menos o apreciar a una persona o cosa menos que a otra”; como también “pasar por encima de un empleado de más antigüedad para darle el ascenso a otro”. Recién llegado, tal vez, y, muchas veces, sin los méritos de aquél.
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El diario capitalino tiene todos los días, menos en su edición dominical, una frase con la que encabeza las páginas de opinión. La escogida del 22 de agosto de 2015 es la siguiente: “Cuando mejor es uno, tanto más difícilmente llega a sospechar de la maldad de los otros”. Como la sentencia es de Cicerón, ésa es la traducción, por supuesto, que, me parece, no es acertada, ya que el adverbio correlativo de ‘tanto’, en esas construcciones, es ‘cuanto’, adverbio de cantidad. ‘Cuando’ es adverbio de tiempo. Así, pues, la traducción correcta es ésta: “Cuanto mejor es uno, tanto más difícilmente…”. En latín, aunque no lo puedo asegurar, pues no encontré la frase original del orador, la frase tiene que empezar por el adverbio latino ‘quantum’, para relacionarlo con ‘tantum’, aunque ordinariamente esa correlación se hace a la inversa, a saber, ‘tantum… quantum’, que corresponde en castellano a giros como éste: ‘Tanto más cuanto que…’, o el dicho “tanto vales cuanto tienes”. Este adverbio de lugar, ‘tanto’, puede hacer relación sintáctica con el de modo ‘como’, verbigracia, “tu amigo no es tan sincero como tú”; o “tu hermano no come tanto como tú”. Hay que notar que en el primer ejemplo el adverbio está en su forma apocopada. Elemental.
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A veces me cuesta comenzar un párrafo, porque los redactores me dejan sin palabras, me ‘enmudecen’, por ejemplo, el de Supimos que con el verbo que se inventó en esta información: “…al finalizar los tres minutos de cada candidato (…), el micrófono se muteaba…” (LA PATRIA, 23/8/2015). ¿Mutear? Es la versión apresurada del verbo inglés ‘to mute’, que quiere decir ‘apagar, amortiguar, ensordecer’; y, en música, ‘poner sordina a’. Esto me obliga a volver a mi cantaleta: si el castellano tiene los términos que expresan a cabalidad la idea pretendida por el redactor, ¿para qué inventar voces, no sólo cacofónicas, sino también semánticamente espurias? Es cierto que, en latín, ‘mudo’ se dice ‘mutus’, pero su verbo es ‘mutescere’, de donde proviene ‘enmudecer’, cuyos sinónimos son ‘callar, acallar, silenciarse, ensordecer’; y, para la frase glosada, ‘apagar’, el verbo que usamos continuamente cuando ‘apagamos el micrófono, el radio, la televisión, la lavadora’ y todos esos aparatos eléctricos creados por el ingenio humano.
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Tanto el corresponsal de ‘La voz del lector’ como el encargado de esa sección del periódico son los dueños del gazapo comentado en este espacio: el primero, por haberlo escrito; el segundo, por haber ‘tragado entero’: “Cerrar la frontera en Colombia y luego entrar a deportar connacionales en forma indecente y pugnás…” (LA PATRIA, Rogelio Vallejo Obando, 29/8/2015). El adjetivo ‘pugnaz’ (así se escribe), ‘belicoso, agresivo, batallador, acometedor, guerrero’, viene del verbo latino ‘pugnare’ (‘pelear, combatir’) a través del adjetivo ‘pugnax-acis’, con los mismos significados del castellano. Precisamente, la ‘equis’ del nominativo (pugnax), convertida en ‘ce’ en el genitivo (‘pugnacis’), es la razón de la ‘zeta’ con que se escribe en castellano.
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