Es frecuentísimo leer en los artículos de los periódicos la forma inapropiada del empleo del adverbio de lugar ‘donde’ en lugar de un pronombre relativo, como en esta frase de la columnista Beatriz Chaves Echeverri: “…permiten percibir que es una cultura donde los principales momentos de la vida están acompañados por un canto” (LA PATRIA, 29/10/2016). Castizamente, así: “…una cultura en la cual” o “en la que”. Este adverbio se convirtió en un comodín que los redactores usan sin darse cuenta, o, peor aún, sin saber que no es el término apropiado para expresar lo que quieren comunicar. No obstante lo anterior, el señor Alejandro Samper Arango lo despreció cuando sí era pertinente. Esto garrapateó: “Y es ahí cuando la reforma se deforma” (Ibídem). En esta oración, emplea la secuencia imposible de dos adverbios, el primero, de lugar; el segundo, de tiempo. Para no pecar en contra de la sintaxis, el segundo adverbio debe ser también de lugar, en la muestra, el manoseado ‘donde’, así: “Y es ahí donde…”. Otro gallo le habría cantado si hubiese redactado de esta manera: “Y es entonces cuando…”. Pero, por el contexto, los dos adverbios de lugar son los convenientes.
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‘Tecnócrata’ (“partidario de la tecnocracia”*) es un neologismo, pues fue acogido por la Academia de la Lengua apenas en la vigésima primera edición de su diccionario (1992). Es un sustantivo que puede emplearse también como adjetivo. ‘Tecnocrático’ (“perteneciente o relativo a la tecnocracia”), otro neologismo, llegó a nuestro léxico en la siguiente edición de El Diccionario (2001). Es sólo adjetivo. Esta información para explicarle a un asiduo lector de nuestro periódico que el presbítero Luis Felipe Gómez acertó en su uso de ‘tecnócrata’ como adjetivo en la siguiente afirmación: “La mirada tecnócrata ha hecho mucho daño al mundo” (LA PATRIA, 29/10/2016). Pero, en el mismo artículo, cometió dos errores garrafales. El primero, que he tratado infinidad de veces, echar mano de ‘infringir’ por ‘infligir’: “…los daños que se han infringido a la tierra…”. ‘Se infringe una ley’, ‘se inflige un daño’. El segundo, usar un verbo impersonal en tercera persona del plural: “Se podrán llegar a acuerdos…”. “Se podrá llegar…”. *Notas: 1ª. La ‘tecnocracia’ es el “ejercicio del poder por los tecnócratas. // 2. Grupo o equipo de tecnócratas dirigentes”. 2ª. Otra acepción de tecnócrata: “Profesional especializado en alguna materia económica o administrativa que, en el desempeño de un cargo público, aplica medidas eficaces que persiguen el bienestar social al margen de consideraciones ideológicas”. Es lo que enseña El Diccionario.
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‘Igual’ es un adjetivo, variable en número, ‘iguales’, pero, por su terminación, invariable en género, ‘igual número’, ‘igual cantidad’. El columnista Jorge Raad Aljure olvidó esta norma gramatical en su declaración: “Casi igual son los veredictos en donde el motivo de una categorización resulta en hacer caso omiso a la acción…” (LA PATRIA, 25/10/2016). ¿Le perdono ‘en donde’ y la preposición ‘a’? Debió redactar de esta manera: “Casi iguales son los veredictos en los que (…) hacer caso omiso de…”. Quizás se dejó influenciar por el uso extendido de ‘igual’ como adverbio, tan generalizado, tanto, tanto, que la Academia de la Lengua, muy condescendiente ella, lo aceptó como adverbio de modo (´de la misma manera’) desde la vigésima segunda edición de su diccionario. En el mismo, lo asienta como regionalismo de Argentina y Uruguay con el significado de “a pesar de todo, no obstante”. Le faltó anotar que, con esa misma acepción, pertenece a la jerga de los comentaristas deportivos, especialmente a la del señor Carlos Antonio Vélez, que siempre lo emplea, por ejemplo, cuando explica: “Ibargüen pateó el útil con la pierna equivocada, igual lo metió’. ¡Ah, estos comentaristas deportivos!
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Con relación a los tiempos de los verbos, son distintos el copretérito (pretérito imperfecto) y el pospretérito (potencial simple) del modo indicativo. Son, pues, diferentes, ‘debía’ y ‘debería’, este último el apropiado en el siguiente titular de El Tiempo: “ ‘En casos concretos, porte (de armas blanca) debía ser delito’: Policía” (1/11/2016). En este caso, se habla, no de un hecho pasado continuado (‘debía ser delito’) sino de la ‘opción’ de una acción futura (‘debería ser delito’), que es lo que pretendió expresar el titulador del diario capitalino.
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