Son tantos y tan diferentes los sinónimos del adjetivo ‘absurdo-a’, que, después de leídos, le queda a uno la impresión de que con él se puede calificar una infinidad de situaciones, circunstancias y acciones, verbigracia, ‘tonterías, sinsentidos, barbaridades, incoherencias, logomaquias, galimatías, inconsecuencias, sucesos imprevistos, accidentes inexplicables’, etc. Para comprender esto, entonces, hay que acudir a su raíz, el también adjetivo latino ‘absurdus-a-um’ (‘que percibe mal los sonidos, que da un sonido desagradable o rudo, que desentona, discordante, duro al oído; absurdo, disparatado, extravagante, intempestivo, chocante’). Cicerón, por ejemplo, escribió: "Vox absona et absurda" ("voz sorda y desagradable al oído"). De aquí que la Academia de la Lengua le dé las siguientes acepciones: "adj. Contrario y opuesto a la razón. Úsase también como sustantivo. // 2. Extravagante, irregular. // 3. Chocante, contradictorio. // 4. m. Dicho o hecho irracional, arbitrario o disparatado". Al señor Jairo Patiño lo incomoda que sea calificado de ‘absurdo’ un accidente ("suceso eventual o acción de que involuntariamente resulta daño para las personas o cosas"), como en esta información del escritor Eduardo García Aguilar: "…desaparecieron de manera prematura Foucault, a causa del sida, y Barthes por un accidente absurdo" (LA PATRIA, 29/6/2014). Y sí, hay muchas cosas que se pueden calificar de ‘absurdas’, como, por su ‘incoherencia’, esta frase de un editorial de El Tiempo: Colciencias "dejará de recibir 125 mil millones menos de lo que recibe este año"; por su ‘ridiculez’ y ‘abuso de la etimología’, los acrónimos de los siguientes titulares del mismo periódico: "Biciclatón por los caballos de Cartagena" (Debes saber, 7/7/2014) y "Catatón de café llega a Pereira" (Eje cafetero, 12/7/2014); y por su ‘inverosimilitud’, la goleada que le propinó la selección de fútbol alemana a la de Brasil. ¡Increíble!
* * *
Filosóficamente, con el ‘término’ (‘palabra, vocablo, voz’) se expresa una idea. Hay ‘términos’ que pueden expresar ideas diferentes de acuerdo con el contexto en que son empleados, por ejemplo, ‘sino’ (conjunción adversativa) y el ‘sino’ (‘destino, fatalidad, suerte’). Algunos, sin embargo, tienen una sola acepción, por lo cual su empleo caprichoso produce confusión en quien lo percibe y peca contra la uniformidad del lenguaje. El redactor de "Supimos que", de LA PATRIA, garrapateó lo siguiente, refiriéndose a lo que significará de aquí en adelante la publicidad del nombre e imagen de James Rodríguez: "…lo que sumará más ceros a su prominente chequera en dólares" (6/7/2014). En efecto, ‘prominente’ es todo aquello que sobresale sobre lo que está a su alrededor, verbigracia, una nariz prominente; y se les dice ‘prominentes’ a los personajes famosos y meritorios, porque están por encima de los demás mortales. El adjetivo calificativo apropiado para una chequera es ‘opulenta’, término que sí expresa a cabalidad la idea pretendida por el redactor.
* * *
El fenómeno descrito en el párrafo anterior, a saber, la atribución de acepciones erradas a algunos términos, poco frecuente (con excepción de ‘trasegar’, ‘jalonar’ e ‘imaginario’), valga la verdad, se cuela de tarde en tarde en la redacción de escritores de las diferentes ramas de la literatura. Como muestra, la siguiente oración de la columnista Fanny Orozco Bernal: "…además de ser novedosos (los aparatos electrónicos modernos) llevan a que algunas personas gasten parte de su tiempo, sus días, sus horas, imbuidos en diferentes pantallas". (LA PATRIA, 6/7/2014). El verbo ‘imbuir’, señora, no significa lo que usted quiere que signifique. Con sus sinónimos de ‘infundir’ y ‘persuadir’, ese término quiere decir "comunicar a alguien ciertas ideas o sentimientos", inculcar, por ejemplo, "ciertos predicadores les imbuyen a sus oyentes ideas absurdas". Puede también emplearse como pronominal, verbigracia, "por su compañía se ha imbuido de ideas perversas y sentimientos ruines". ‘Encadenados a, esclavizados por, absorbidos por, embobados con, pegados a’, etc. son algunos de los participios pasivos, con su respectiva preposición, apropiados en la frase citada de la señora Orozco Bernal. Con cualquiera de ellos entendemos mejor su idea.
* * *
El editorialista del periódico capitalino tampoco dio en el blanco con el uso del verbo ‘avenir’ en su elogio al general Álvaro Valencia Tovar, recién fallecido: "Su templanza quedó demostrada cuando sus hombres abatieron (…) al padre Camilo Torres, antiguo capellán de la Universidad Nacional mal avenido a combatiente" (El Tiempo, 8/7/2014). A pesar de su origen latino (del verbo ‘advenire’, ‘llegar, arribar, advenir’), el verbo ‘avenir’ no expresa la idea del redactor, que, traducida, quiere decir "mal convertido en combatiente". Sus acepciones castizas son: "Poner de acuerdo dos o más partes diferentes o enfrentadas entre sí; entenderse bien una persona con otra; ponerse de acuerdo dos o más personas en sus ideas y objetivos; estar una cosa en armonía con otra; amoldarse o conformarse con algo". Para la muestra, esta sentencia de Tomás de Kempis, citada por El Tiempo: "No hay enemigo peor ni más dañoso para el alma que tú mismo, si no estás bien avenido con el espíritu" (Opinión, 10/7/2014).
* * *
Un lector, manizaleño de corazón, me pregunta: "Y de la VEINTITRÉS, ¿qué?". Mi respuesta es ésta: La campaña que hice en este mismo espacio sirvió de abono para el desarrollo y florecimiento de los negocios callejeros, que invaden sus andenes y bocacalles de tal manera que ya no hay por donde caminar.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015