Más que referirme a mi obra, que debe defenderse sola en la amistosa contienda con el lector, quiero invitarlos a ustedes, a todos, a entender la cultura como uno de los ejes presentes y futuros de nuestro departamento, como una de sus señas de identidad y, por tanto, como una posibilidad de progreso y desarrollo. Con grandes esfuerzos, el sector cultural lucha porque sus iniciativas subsistan, y casi siempre lo logra, y refuerza frente a la opinión pública nacional e internacional la idea de que somos una región educada y educadora, culta. Instituciones públicas y privadas, sobre todo públicas, lo apoyan. Esos recursos se agradecen, pero son insuficientes para posicionarse, para crecer. Pocas personas recordarían que en México hay una ciudad que se llama Guadalajara, si allí no se realizara una gran feria del libro; pocos nos interesaríamos en Cannes sin su festival cinematográfico. Nadie iría a Viña del Mar si no oyeran mencionar su festival de música. Esas ciudades aparecen en los mapas, también en los mapas económicos, en los que deciden a dónde llega el dinero, gracias a la cultura. ¿Y cómo lo consiguieron? Pasando de apoyar sus iniciativas culturales a invertir en sus iniciativas culturales, pasando de garantizar su subsistencia a promover su crecimiento.
Quiero proponer a todos que cambiemos de mentalidad, que de ahora en adelante pensemos la cultura como una inversión social y económicamente rentable. Que los intelectuales del mundo quieran visitarnos porque los impresiona todavía más la revista Aleph, que el Festival del Pasillo pueda competir, por ejemplo, con el Festival vallenato, porque Aguadas cuenta con los dineros suficientes para reunir a la élite musical colombiana, que nuestros escritores difundan sus obras de mejor manera, con mayor apoyo. La gente va a Dublín porque leyó a Joyce, hay rutas del Quijote que garantizan la vida y la prosperidad de una veintena de poblaciones españolas, es difícil conseguir silla en el café Tortoni en Buenos Aires porque allí se sentaba Jorge Luis Borges. La cultura, que está muy claro que puede multiplicar inversiones, ha sido nuestra embajadora durante décadas y lo puede ser aún mejor en los años venideros, pero es necesario que pasemos de apoyar a invertir; es indispensable que nos olvidemos de mirar a los gestores culturales con ojos de caridad y decidamos apostarle al futuro.
* Palabras en la ceremonia en que el Gobernador de Caldas Ricardo Gómez le impuso la orden Alejandro Gutiérrez, en la categoría Aquilino Villegas, el martes pasado.
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