El cambio climático, la proliferación del comején, las nuevas técnicas de secado, lo ecológico, la competencia internacional y la revaluación del peso, son algunos de los factores que han contribuido indirectamente  a que se dé un cambio en la arquitectura de las casas campesinas cafeteras, según el agrónomo José Fernando Gutiérrez Jaramillo.

Él es cultivador de café hace más o menos 30 años. El café se produce desde los 1.200 hasta los 1.900 metros de altura, cuanto más sube la temperatura más posibilidad hay de que las plagas invadan el cultivo. Al llegar  la roya y la broca, en las tierras más calientes  muchos desistieron  de su  siembra y optaron por sembrar aguacate, cítricos, guanábana, plátano, que representan una mejor oportunidad de exportación.

Adicionalmente las dificultades con los precios y la competencia, han contribuido a que solamente  subsistan  las tierras que producen buen café.
Inicialmente se utilizaban los silos de café que se  alimentaban con ACPM para secarlo, pero  incrementando  el precio. Después se utilizó el carbón coke y el carbón mineral. El primero, contiene azufre y cuando  se mezcla con el agua   corroe toda  estructura metálica adyacente. El segundo, es difícil de conseguir  y genera más mugre.

Después llega el cisco, desperdiciado durante mucho tiempo,  siendo hoy la fuente de energía más barata para secar el café. Todos estos procesos implican invertir en  cambios tecnológicos para mejorar el producto, lo que mucho campesino  no quiere o no  puede hacer, además Corpocaldas está exigiendo  beneficiaderos  ecológicamente más responsables. 

Prefieren entonces venderlo mojado a cooperativas que  tienen plantas de calor modernas. Muchas  de las  viviendas que  se  valían de  los carros eldas  sobre sus cubiertas para secar el café, utilizando el sol como agente de secado,  ya no los usan  porque quedan a la intemperie y hoy no están tan definidos los periodos de verano y de lluvia durante el año como era antes.
El  campesino  sabía que la época de verano era tradicionalmente  en esta zona, en  julio-agosto y diciembre-febrero. Ha habido un desorden en el clima y no puede arriesgar su producto con esa incertidumbre de por medio.

En cuanto a la madera,  por el problema de comején que cada vez está  más acentuado, se está recurriendo a los perfiles metálicos. La teja de barro presenta riesgo de humedad, entonces se está utilizando el asbesto cemento por resguardar más,  o el zinc por ser  más liviano.
Estos factores han contribuido a que haya un  cambio en la arquitectura tradicional cafetera como por ejemplo que se construyan  bodegas donde  almacenar los productos como cítricos o plátano, o que la teja de barro y  las eldas para secar café ya no hagan parte del paisaje cafetero, entre otros.

Destacado:
El café se produce desde los 1.200 hasta los 1.900 metros de altura, cuanto más sube la temperatura más posibilidad hay de que las plagas invadan el cultivo.

COMENTARIO ADICIONAL:
Añade  que países como Vietnam e Indonesia  que antes no producían café hoy están entre los primeros  productores del mundo, contribuyendo a la caída de los precios. Durante muchos años existieron los pactos por cuotas, cuando se rompen se presenta la guerra del libre mercado. Ya no se tiene la cuota y por consiguiente la ventaja de saber cuánto café se va a vender. Se da  un mercado de libre competencia.
Otro elemento importante es la revaluación del peso. Antes el precio del dólar frente al  peso subía  diariamente, entonces el campesino sabía que la devaluación cubriría los bajos costos que tenía el café.  Con la revaluación hace 10 años se complicó el negocio, el café se vende en dólares y al convertir estos a pesos, se obtiene menos lo que origina una pérdida que afecta la producción.