El 1 de julio de 1982 se creó la Corporación Cívica de Caldas por decisión de un grupo de personas que concebían que la actitud cívica está en aquellos que se reconocen y se comportan como ciudadanos con derechos y con deberes, libres, críticos, responsables, participativos y solidarios.
A través de estos 30 años de existencia, esta Organización ha hecho presencia importante en el ámbito departamental en lo que corresponde al seguimiento y vigilancia de la gestión pública, procurando, a través de sus acciones amparadas constitucionalmente como derecho ciudadano, no solamente neutralizar conductas atentatorias contra la moral administrativa, sino también defendiendo el interés colectivo, muchas veces vulnerado por quienes ejerciendo la administración pública, anteponen sus intereses personales y los de sus amigos al bien común, abusando del poder y menospreciando los derechos de las personas.
Este ejercicio ciudadano, ha dejado grandes satisfacciones, pues igualmente desde otras líneas de acción, se han direccionado procesos de fortalecimiento de cultura de participación ciudadana y democrática y se ha tratado de fomentar una actitud ética y de integridad en el ejercicio de lo público. Es el mejor legado para nuestra descendencia, lo que resulta inmensamente gratificante.
Además de los reconocimientos que ha recibido la Organización por la lucha contra la corrupción por entidades como Naciones Unidas, el trabajo se ve aún más recompensado, por las manifestaciones de apoyo que se reciben de los ciudadanos de a pie, que acuden buscando protección a sus derechos quebrantados, por acciones erráticas y/o inescrupulosas de algunos funcionarios públicos.
Este paradigma de veeduría ciudadana es visto con muy ojos por los organismos de control, sobre todo en las instancias nacionales, pues comprenden que la sociedad civil es un aliado estratégico definitivo, para el cumplimiento de sus fines misionales.
Tal importancia reviste el accionar ciudadano frente a lo público y quienes lo ejercen, que la masiva movilización que convocó la mal llamada Reforma a la Justicia, para una posible revocatoria fue una demostración fehaciente "que el ciudadano está vivo" e interesado en los temas que afectan su acontecer. No obstante, habría que preguntarse por qué estas movilizaciones masivas y calificadas no se ven al momento de elegir a quienes de manera digna e idónea deben representarnos.
Continuaremos nuestro trabajo por muchos años más, como sociedad civil organizada nos enorgullece representar los intereses de la comunidad ejerciendo el soberano derecho de participar activamente en la vigilancia de la gestión pública, en defensa de la colectividad y en procura del bienestar general.
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