Algunas lecturas orientan acerca de por qué las cosas son como son; y por qué están como están. De la reciente lectura de un libro de Churchill sobre sus "grandes contemporáneos" se deduce que el hombre es guerrero por naturaleza; y que siempre se ha impuesto la ley del más fuerte. Como en Jalisco, el varón "nunca pierde; y, cuando pierde, arrebata". Del nomadismo remoto, cuando los humanos se movían en busca de lugares más amables para asentarse, por razones de clima, especialmente; o en busca de animales para cazar o de frutos de "pan coger", lo que quiere decir que no era necesario sino estirar la mano para alcanzar la comida, porque, además, el hombre primitivo no sabía cultivar, se llegó a las organizaciones tribales, cuando grupos humanos de características etnológicas semejantes se agruparon para convivir. En ese proceso comenzó a operar la curiosidad y, en actividades de caza o buscando alimentos, descubrieron los exploradores otras comunidades, con mejores recursos de supervivencia a la mano y decidieron quedarse con ellos. Y en ese proceso se midieron fuerzas para la inevitable confrontación. Y, para superar diferencias de tamaño y destreza, comenzaron a crearse las armas. Y lo que comenzó con garrotes y piedras terminó en misiles, armas químicas, aviones no tripulados y demás "juguetes", que la inventiva del hombre ha creado, para acabar con sus congéneres y quedarse con sus territorios y con los recursos naturales que éstos tienen.
Así, "a mano alzada", como los dibujos primarios que hacen los arquitectos, puede intentarse entender el espíritu conquistador del hombre, que se manifestó en toda su magnitud con personajes como Alejandro el Grande, el germano Federico, Atila, Napoleón Bonaparte, los refinados monarcas británicos, y el imperial Carlos V, quien se ufanaba de que en sus dominios "no se ponía el sol", y les exigía a sus comandantes que siempre fueran más allá en sus actividades rapaces, para quedarse con cuanto territorio pudieran arrebatar a sus dueños.
Estas actividades adquirieron tanto reconocimiento, que los conquistadores más eficientes fueron elevados de rango y cundidos de medallas. Para muestra, sir Francis Drake, que de simple pirata, que atracaba los barcos españoles y portugueses para robarles lo que éstos, a su vez, se habían robado en las indias americanas, fue elevado por la Reina Victoria a la condición de caballero del reino, lo que le permitía sentarse a manteles con lo más perfumado de la realeza británica. Lo mismo hacían los reyes de España y Leopoldo VI de Bélgica con sus eficientes conquistadores, que les conseguían materias primas y mano de obra regaladas, para enriquecerse, financiar guerras absurdas y subsidiar la molicie de sus cortes.
Lo de Putin con sus vecinos ucranianos, chechenos y demás es "lo mismo pero distinto". Este sátrapa modelo siglo XXI los necesita bajo su dominio, para controlar sus recursos naturales, que la economía rusa requiere. Otra interpretación es simple retórica.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015