Cine de hoy
Twitter: @leonardopineda
Hace muchos años vi la miniserie de cinco episodios llamada Los últimos días de Pompeya (1983) en la que se mostraban los sucesos inmediatamente anteriores a la erupción del Vesubio en el año 79, basada en una novela de Edward Bulwer Lytton escrita en 1834. Me impactó sobre manera la historia allí contada y siempre me interesé por conocer más acerca de la tragedia gigantesca que se había generado en esa ciudad italiana. Por eso me emocioné mucho cuando supe que se estaba realizando una película sobre el tema de la mano del director Paul W.S. Anderson, de quien hemos visto anteriormente sus Resident Evil y que se desenvuelve con facilidad en el formato de 3D. La tecnología precisa para recrear un desastre tan impresionante estaba servida, sumada a un guion con algunas falencias y un elenco espectacular no decepcionaría. Y de verdad Pompeya es todo lo que pude esperar de una película de desastres, adobada con una maraña de subtemas que a larga entretienen. Lo maravilloso de esta película es que logra entretener durante 104 minutos en un recorrido visual impresionante, contándonos una historia y llevándonos al lado de sus personajes al momento culmen de un film fantástico.
He visto algunas críticas donde hablan acerca de la poca profundidad de los personajes, pero pienso que la película no amerita profundidad psicológica cuando lo que vamos a ver es la recreación de la furia de las entrañas de la Tierra. Siendo así, buscar más allá de lo que se quiere ver es innecesario. Solo sepan que van a divertirse de lo lindo y que la puesta en escena, la fotografía, la música, los efectos especiales pagan la boleta. A mí me encantó la historia de amor y también las otras que el director entreteje de manera acertada, los actores están de lujo y enamoran o se hacen odiar en la manera precisa que el guion lo ha ajustado. Cada vez me sorprende más el acertado uso que se le da a la 3D en el cine de hoy, lo hacen de una manera tal que no logro imaginarme este cuento sin la profundidad y la sensación de grandeza que se ofrece cuando hay que contar semejante evento. Valoro especialmente la manera en muestran la impetuosa presencia del Vesubio sobre la ciudad y la bahía, pone los pelos de punta el saber que algo así pasó en realidad, que nunca la palabra catástrofe se pudo ver representada de mejor manera.
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