En estos días se me acercó un campesino en Carmen de Atrato, en el Chocó, y me preguntó: ¿Todos los colombianos podemos votar el día del plebiscito? Y mi respuesta obvia fue: “claro que sí, somos 34 millones de colombianos los que estamos registrados en el censo electoral, y todos esos podemos votar”. En tono de reclamo me dijo: “me parece injusto que quienes no han vivido la guerra puedan tomar la decisión por quienes tenemos que vivirla a diario”.
El pasado 26 de septiembre estuve en la firma del Acuerdo Final entre el Gobierno Nacional y las Farc en Cartagena. Escuchar durante un minuto la trompeta que nos hacía recordar a los más de 220 mil muertos por este conflicto o a las cantaoras de Bojayá vistiendo de blanco dándole la bienvenida a la paz, me hicieron hervir el corazón. Inesperadamente, mientras “Timochenko” leía su discurso sobrevoló un avión Kfir. El estruendoso ruido generó susto entre los asistentes, quienes después de unos segundos pudimos percatarnos que todo hacía parte del adiós a la guerra que estábamos pactando.
Al finalizar el evento escuché comentarios de los asistentes, entre quienes se encontraban víctimas directas del conflicto armado que expresaban: “ese ruido, acompañado de bombardeos y ráfagas de balas era lo que no nos dejaban dormir semanas enteras”.
Definitivamente yo voto porque nunca más un colombiano vuelva a oír el motor de un avión de guerra, el detonar de una bomba, el ruido de las balas en las selva. Quienes hemos tenido la fortuna de no ser víctimas directas de este conflicto tenemos una responsabilidad mayor con nuestro voto, pues estamos decidiendo por quienes han padecido la guerra por más de medio siglo.
Estas son mis 10 razones para votar Sí:
1. Acabaremos con las Farc como organización armada, mediante un proceso verificado por Naciones Unidas que durará 180 días.
2. Pararemos con esa fábrica de víctimas que hoy contabiliza un poco más de 8 millones.
3. Las Farc se comprometieron con contribuir mediante acciones prácticas con la solución definitiva al problema de las drogas ilícitas y poner fin a cualquier relación con este fenómeno.
4. Eliminaremos el obstáculo del conflicto armado interno que se ha convertido en excusa para que nuestros gobernantes no cumplan con sus obligaciones de inversión en lo social. Especialmente, el Acuerdo hace un énfasis en cerrar las brechas entre el campo y la ciudad.
5. El Acuerdo Final no negoció ni el modelo económico ni las Fuerzas Militares.
6. Se fortalece nuestra democracia abriendo espacios para la discusión de garantías para quienes ejercen la oposición y para el surgimiento de nuevas voces políticas. Así mismo nuevos espacios de participación ciudadana.
7. El Acuerdo garantiza la no impunidad. No existe una amnistía generalizada y quienes han cometido los delitos más graves tendrán un castigo por haberlos cometido. Y deberán, como condiciones ineludibles, contar la verdad y reparar a las víctimas.
8. Saber que lo ocurrido no se repetirá nos permite garantizarles a nuestros hijos y nietos un país completamente distinto.
9. Sin confrontación armada el producto interno bruto (PIB) colombiano puede crecer entre 1% y 1,5% adicional según los investigadores Ana María Ibáñez y Daniel Mejía.
10. Porque se vale soñar con un país en el que los titulares diarios no sean masacres, secuestros o bombas, sino oportunidades, garantía de derechos y progreso.
El voto del 2 de octubre, salva vidas.
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