César Montoya Ocampo cmontoyao@hotmail.com
Dura es la brega del político. Además, ingrata. Atosiga el elogio de los áulicos y acribilla el odio ofídico de los adversarios. La piel del político debe ser rugosa, áspera y fuerte para no empavonarse cuando lo ensalzan, ni achicarse cuando la diatriba lo desaira. Su cerebro tiene que alimentarse con la sentencia del Kempis. “No eres más porque te alaben, ni menos porque te vituperen. Lo que eres, eso eres y nada más”.
Muchas veces hemos meditado sobre la parábola de Óscar Iván Zuluaga. Salió de la provincia profunda, manejó el destino de su pueblo, formado en acreditadas universidades nacionales y extranjeras, dirigente empresarial. Debe estar ahíto que lo exalten como el mejor ministro de Hacienda en el continente americano, orador vibrante, parlamentario fogoso, sustantivo en economía y sobrado para ser Presidente de Colombia. Fue un émulo de brioso espíritu combativo frente a Juan Manuel Santos y la nación creyó en los programas que ejecutaría en el poder. Votamos por él ante la determinación del Conservatismo de acompañarlo. Hoy, en Caldas, el Centro Democrático es nuestro aliado y haremos frente común en lo que la suerte nos depare.
La política debe ser una empresa de seres gallardos. Es lógica la confrontación de tesis, la disparidad de criterios sobre cómo debe ser manejado el Estado y es posible que los fines sean distintos. Jamás en sitio alguno de la
tierra ha habido unanimidad en los conceptos y menos en la praxis de gobierno. En el mapamundi electoral es similar el juego de intereses. Ya no se habla de ideologías. Fueron arrasados los fundamentos doctrinarios para descender a una tribal contienda de apetitos burocráticos. Que se olvide de la política quien no tenga fortaleza económica. Para lograrla, se recorren todos los caminos. Se descarta la ética como un obstáculo en la materialización de los objetivos.
Quedamos en el quehacer evangelizador muchos quijotes que nos negamos a aceptar esta demolición de principios. Nos resistimos a convivir con la podredumbre y el misionismo lo cumplimos con la palabra, enalteciendo la tradición, sembrando esperanzas, con metas cenitales. Eso aprendimos de Gilberto Alzate Avendaño y Laureano Gómez y es el catecismo que siempre escuchamos en los labios de Ómar Yepes Alzate.
Zuluaga ha sido un contendor hidalgo. Es franco y afirmativo en sus posiciones y no es suya el agua tibia. Esa conducta enteriza la reconoció el país, la aplaudió y respaldó. Jamás pensamos que los tímidos esbozos iniciales de su candidatura, dieran un vuelco sensacional y triunfante. La conquista en pocos meses de la adhesión de millones de compatriotas que lo aplaudieron como una nueva estrella de David, se constituyó en un fenómeno sociológico de contundencia demoledora.
No será fácil la brega electoral para Óscar Iván Zuluaga. Como Director Nacional del Centro Democrático atenderá la organización de su partido en todo el país. Sin descuidar jamás su Cabo de Cañaveral que es el Departamento de Caldas. Aquí están sus bases sólidas, aquí su fuerza primigenia, aquí su plataforma de lanzamiento.
En concreto doctor Óscar Iván Zuluaga: No tiene presentación que un candidato presidencial sea derrotado en su departamento. Usted no puede perder la elección de Carlos Uriel Naranjo, nombre que los suyos escogieron e impusieron y que los conservadores aceptamos; y menos ¡menos! la alcaldía de Manizales con Adriana Gutiérrez, mujer de excepcional carisma. Fuimos privados del derecho de presentar nuestras preferencias en cuanto a los posibles personeros para llegar al Palacio Amarillo de la capital de Caldas. Naranjo fue la única opción exigida para lograr el entendimiento entre el Centro Democrático y el Conservatismo. Por fortuna, se trata de un prócer joven, experimentado en administración pública, con impoluta hoja de vida, firme en sus convicciones, con ambiciosa vocación de servicio. Su nombre no tiene mácula. Sin pasado judicial que lo sonroje. Es limpio y cristalino. Naranjo y Adriana Gutiérrez nos concitan en la solidaridad, en la firmeza, y en la seguridad de la victoria.
Sabemos que el Centro Democrático tiene una disciplina férrea. Partido vertical, fanático en el respaldo a las consignas de Álvaro Uribe Vélez. Usted doctor Óscar Iván Zuluaga, jefe aclamado por los suyos en Caldas y el país, y nosotros los conservadores comprometidos hasta la médula en esta alianza victoriosa, conformamos un batallón invencible.
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