Los indicadores del comportamiento económico siempre deben servir de guía para tomar medidas de previsión que permitan atenuar los impactos y salirle al paso a los estados de crisis, para que los golpes no se reciban con tanta contundencia y con dolorosas consecuencias.

El panorama que en estos momentos se presenta en Suramérica es preocupante y puede extenderse hasta copar toda la región, sobre todo cuando las economías de Estados Unidos y Europa siguen presentando indicadores que distan mucho de su pronta recuperación.

Resulta alarmante haber perdido el mercado venezolano después de haber sido el segundo comprador de Colombia, y ahora nos encontramos con que economías como las de Perú y Chile, que iban muy bien en crecimiento económico, no solo en la región sino en el mundo, están retrocediendo y sus indicadores de consumo interno, de comportamiento de las exportaciones y de caída del crecimiento económico, son preocupantes.

A ello se suma Brasil, que acaba de bajar su meta de crecimiento a un 1,07%, después de haber fijado un modesto 2,5%, en donde además se experimenta una inflación creciente que ya lega al 6,4% para los últimos 12 meses.

Y la racha la completa Argentina, en donde se habla claramente de recesión, en donde las cifras del comportamiento económico han sido manipuladas según los expertos, y en donde la incertidumbre crece todos los días, estimulada por la enorme deuda externa, para algunos impagable dentro de su actual esquema de obligaciones, y en donde la presencia de un gobierno que se desgasta sistemáticamente, hacen prever días difíciles. Según las cifras oficiales, el crecimiento se estima en un 3%, muy poco creíble, y la inflación llega al 27%. Fuera de eso el tamaño de su economía se ha visto sustancialmente reducido, y según los últimos informes Colombia ya la supera.

Este panorama debe merecerle a los encargados de conducir la economía en nuestro país un análisis que permita identificar amenazas, auscultar alternativas de acción y purgar situaciones negativas que puedan afectar los actuales niveles de crecimiento y las expectativas trazadas hacia el futuro.

Solo la identificación clara de escenarios permitirá actuar sobre terrenos más firmes y con alternativas creativas y audaces que permitan salirles al paso a las dificultades.

Las recientes depresiones de muchos países se debieron en buena parte al desconocimiento de un panorama que señalaba infortunios, que golpeaba persistentemente y que reclamaba actuar con determinación frente a las circunstancias.