Cuando estudié literatura me di cuenta que todo lo bueno ya estaba escrito. Ese hallazgo me causó un gran impacto y, para ser sincera, me intimidó. Y no es que no se puedan seguir escribiendo cosas buenas, simplemente hay unos límites que son insuperables; les pongo como ejemplo la oración que les transcribo a continuación. Es una antigua bendición irlandesa, su autor es anónimo, aunque algunos la atribuyen a San Patricio, el santo patrono de Irlanda, venerado por los católicos, la iglesia anglicana y la ortodoxa. Existen varias traducciones del texto, acá les traigo una que me gusta, pues rompe los límites geográficos y se vuelve universal. Pienso que la mejor manera de comenzar el año es compartiendo esta hermosa bendición con todos ustedes:
Que el camino salga a tu encuentro. Que el viento siempre esté detrás de ti y la lluvia caiga suave sobre tus campos. Y hasta que nos volvamos a encontrar, que Dios te sostenga suavemente en la palma de su mano. Que vivas por el tiempo que tú quieras y que siempre quieras vivir plenamente.
Recuerda siempre olvidar las cosas que te entristecieron, pero nunca olvides recordar aquellas que te alegraron. Recuerda siempre olvidar a los amigos que resultaron falsos, pero nunca olvides recordar a aquellos que permanecieron fieles.
Recuerda siempre olvidar los problemas que ya pasaron, pero nunca olvides recordar las bendiciones de cada día. Que el día más triste de tu futuro no sea peor que el día más feliz de tu pasado.
Que nunca caiga el techo encima de ti y que los amigos reunidos debajo de él nunca se vayan. Que siempre tengas palabras cálidas en un anochecer frío, una luna llena en una noche oscura y que el camino siempre se abra a tu puerta.
Que vivas cien años, con un año extra para arrepentirte. Que el Señor te guarde en su mano y no apriete mucho su puño. Que tus vecinos te respeten, los problemas te abandonen, los ángeles te protejan y el cielo te acoja.
Que tus bolsillos estén pesados y tu corazón ligero. Que cada día y cada noche tengas muros contra el viento, un techo para la lluvia, bebidas junto al fuego, risas para que te consuelen aquellos a quienes amas y que se colme tu corazón con todo lo que desees.
Que Dios esté contigo y te bendiga, que veas a los hijos de tus hijos, que el infortunio te sea breve y te deje rico en bendiciones. Que no conozcas nada más que la felicidad. Desde este día en adelante, que Dios te conceda muchos años de vida, seguro Él sabe que la tierra no tiene suficientes ángeles.
Yo les deseo un muy feliz 2017 y que Dios los colme de bendiciones siempre.
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