"Macroproyecto San José, el más importante del país". Así tituló LA PATRIA en 2010 un artículo sobre el plan de renovación urbana que comenzó en 2009 y prometía cifras astronómicas para un sector deprimido de Manizales, aunque con ubicación estratégica: 110 hectáreas para vivienda, comercio, espacio público e instituciones, inversiones por $630 mil millones, 1.550 apartamentos para reubicar familias de zonas en riesgo, otros 2.800 apartamentos de interés prioritario y $90 mil millones para una avenida de casi 4 km y 3 carriles.
Seis años después hay 24 apartamentos entregados, aunque algunos de los dueños aún no tienen escrituras, y el alcalde inauguró hace dos semanas el túnel de la Avenida Marcelino Palacios. El resto son casas a medio tumbar, como después de un terremoto o un bombardeo, gente inconforme porque fue desplazada dentro de su propia ciudad, e incertidumbre sobre la fecha de entrega de 640 apartamentos contratados. 640 porque ya nadie habla de los miles anunciados cuando se formuló el proyecto.
Lo más fácil es decir que la culpa es del gobierno. ¿De cuál gobierno? El Ministerio de Vivienda entrega casas gratis todas las semanas por todo el país. Lleva más de 100.000, así que debe haber algo particular acá que hizo que este proyecto resultara tan difícil.
¿Culpa de la Alcaldía? De este alcalde no porque acaba de llegar, y del pasado tampoco porque recibió el proyecto ya en ejecución, y del anterior tampoco porque para eso tenía asesores y porque la planeación se supone que la hicieron expertos, pero fue necesario hacer ajustes en los diseños por exigencias de Corpocaldas y del Agustín Codazzi, y en 2011 ocurrió un derrumbe que retrasó todo, y además nadie puede adivinar lo que va a pasar, y hubo un contratista que no cumplió, y obreros que protestaron por falta de pago, y otro constructor que tampoco cumplió porque el municipio no entregó el suelo a tiempo, porque comprarle las casas a la gente ha sido muy difícil y las expropiaciones se demoran. Y además el terreno es muy faldudo, acá llueve mucho y la zona es insegura. Eso es: culpa del clima y de la gente que vivía ahí, porque de quién más va a ser.
Siete años lleva el Macroproyecto y van siete años hablando de la gestión predial, que consiste en que la Alcaldía compre o expropie a los dueños para entregar el terreno a los constructores. Primero negociaron con los que vendieron de buena gana, luego con los del tira y afloje y por último con los expropiados. Luis en la manzana 8 y Juan en la 22: Durante un buen tiempo el mapa de los lotes comprados y los pendientes pareció una viruela.
Además no siempre el dueño es el que aparece en la escritura: hay predios cuyo propietario es un muerto y los hijos no se ponen de acuerdo sobre la sucesión; casas que se disputan la viuda y la compañera, gente que alega posesión sin escrituras... Las familias tienen vidas y conflictos y eso se refleja en sus propiedades. Así que van casi mil predios comprados pero todavía quedan manzanas en las que alguien no ha vendido, y por ese que falta no puede tramitarse la licencia de construcción.
La Corporación Cívica de Caldas viene haciendo veeduría a este proyecto desde que se formuló. Una encuesta de la propia Empresa de Renovación Urbana (Erum) a 257 familias que vendieron sus casas para el Macroproyecto le pone cifras al descontento: el 42% dice que sus ingresos disminuyeron después de vender su vieja vivienda, hay numerosos hogares de estrato 1 y 2 que ahora pagan más por servicios públicos y transporte, que se volvieron arrendatarios después de ser dueños, o casos en los que la familia se dispersó. Deterioro económico en una comuna que tiene menos esperanza de vida y mayores tasas de desempleo y homicidio que el resto de Manizales.
La construcción de 640 apartamentos está en manos de tres consorcios: A uno se le vencía el contrato ayer pero la semana pasada la Erum lo prorrogó hasta agosto. A otro se le vencía el contrato hace un mes, pero la Erum lo suspendió mientras evalúa si lo prorroga o declara incumplimiento y multa. El tercer contrato vence el 7 de junio pero los que integran ese consorcio son los mismos del contrato suspendido. Y mientras tanto “el Macroproyecto más importante del país” sigue como un cráter abierto a la vista de todos, recordándonos el costo del caos y la ineficiencia.