Durante el presente mes hemos visto el precio interno del café cercano a un millón de pesos por carga, algo que no se presentaba desde hace cinco años.
Indudablemente son buenas noticias si consideramos que en primer semestre rondábamos por $700.000, y los problemas de calidad por el verano redujeron los precios por debajo de los costos de producción. Con cotizaciones de bolsa cercanas a US$1,70, y dólar entre $3.000 y $3.200, es un buen momento para vender parte de la producción futura y asegurar un ingreso que cubra los gastos, asegure un margen de rentabilidad y proteja el riesgo frecuente de retroceso en los precios que nos ponga de nuevo al límite de las pérdidas.
Siempre que ocurren situaciones como esta nos preguntamos cuál es la causa y cuánto va a durar. El mercado cafetero mundial, por tercer año consecutivo, tiene un consumo que supera la oferta, con un déficit estimado de 3,3 millones de sacos para el periodo 2015/2016, la presente alza en las cotizaciones parecería estar ligada más a estos factores que a "rallies" especulativos de otras épocas, o alzas provocadas por factores climáticos que afecten la oferta.
La subida de precios actual, frente a las coyunturales de otros años, -por temor a un déficit de café por heladas o sequías en Brasil- parece estar asociada al incremento sostenido en el consumo a una tasa promedio entre 1,3% a 1,5%, lo que implica que cada año, para mantener la ecuación, el mundo debería aumentar la producción entre 3 y 5 millones de sacos, equivalente al café que produce Guatemala o Uganda, lo cual en el corto plazo no podrá ser atendido. A la creciente demanda en países tradicionalmente consumidores, se suma la de nuevos países, como los asiáticos, que vienen cambiando el consumo de té por café, lo que en el mediano plazo generará un cambio estructural en la balanza entre oferta y demanda.
Y aunque hacer pronósticos es temerario y arriesgado -y generalmente equivocado-, de lo anterior podemos concluir que lo que estamos viendo parece más el inicio de una tendencia alcista de largo plazo para los próximos 3 a 5 años, que la corrección de una tendencia a la baja de largo plazo. Recordemos que hasta hace poco tiempo los tostadores estuvieron cómodos comprando a US $2.00 la libra; no sería raro, que aunque en el corto plazo podría haber una ligera corrección a la baja, en un futuro cercano rompiendo la barrera en bolsa de US$1.70 a US$1.75 volviéramos a precios de US$2.00 a US$2.30. Analistas serios pronostican que para mediados del año entrante se podría superar el máximo histórico de $1.164.000 por carga, para llegar a niveles de $1.300.000.
Aunque tradicionalmente esta columna ha planteado la necesidad de incursionar en el mercado de cafés especiales como una salida a la crisis permanente de precios del sector, en estas coyunturas los "commoditie" se negocian a precios cercanos al de algunos especiales lavados, lo que no los hace tan atractivos como en épocas de bajo precio. Solo si se sostienen las cotizaciones altas un tiempo, los especiales irán subiendo paulatinamente presionados por el mercado para volver a ser interesantes comercialmente. De todos modos recordemos que los precios suben y bajan, y cuando la actividad permite un margen de rentabilidad, como el presente, es buen momento para destinar parte al ejercicio de los especiales que permita atender la demanda de un mercado que crece al 10% anualmente. Aunque es más cómodo producir genéricos que especiales no esperemos a que los precios vuelvan a bajar para acordarnos de nuevo del café especial.
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