De acuerdo con el último reporte emitido por el Banco de la República sobre el tema, la deuda externa colombiana al mes de mayo de 2015 asciende a la astronómica cifra de 105.569 millones de dólares, que convertida a pesos colombianos, con dólar a $3.000, representa algo así como 316 billones de pesos. Pero hay que aclarar que esta cifra tiene dos componentes fundamentales: la deuda externa pública (del gobierno colombiano) con el 60% y la privada (de empresas y personas) con el restante 40%.
En relación con la deuda externa pública, el gobierno colombiano le debe a los bancos extranjeros 63.365 millones de dólares, unos 190 billones de pesos colombianos. Esto quiere decir que si en determinado momento cada colombiano, sin importar edad, sexo, color o condición socioeconómica tuviera que responder por esta obligación pública, tendría que pagar una suma cercana a los 4 millones de pesos. Y aunque ello suene improbable, lo cierto es que al final de cuentas todos seremos los ‘paganinis’, ya que el Estado atiende la deuda con el recaudo de nuestros impuestos.
Y el otro gran componente de la deuda externa colombiana lo constituyen las obligaciones del sector privado, es decir las deudas que hoy poseen las empresas con los bancos extranjeros y que ascienden a 42.204 millones de dólares, lo que en moneda colombiana equivale a 116 billones de pesos.
Frente a todo este panorama ¿cómo ha afectado el alza del dólar? La realidad es que no estaba en las cuentas de nadie una devaluación tan drástica como la que estamos viendo. Hace apenas un año el dólar costaba $2.000 y hoy vale $3.000; lo que se tradujo ‘de la noche a la mañana’ en un crecimiento de la deuda del 50%.
Cada vez que el precio del dólar se incrementa 100 pesitos colombianos, ello se traduce en un incremento del endeudamiento externo del gobierno y de las empresas, en algo más de 10 billones de pesos (léase bien: billones), con el consecuente incremento en el pago de intereses. Por supuesto que el dólar un día puede subir $100 y al siguiente bajar $120 y al subsiguiente subir o bajar cualquier otro valor… y así se repite la historia diariamente. Eso es lo que los expertos llaman la famosa ‘volatilidad’. Pero no importa el término; lo cierto es que, con todo y ello, el alza del último año es evidente: de $2.000 a $3.000.
Y si por cada $100 de alza del dólar la deuda se incrementa en 10 billones de pesos, entonces por cada $1.000 de incremento en la divisa, como en efecto ha sucedido, la deuda externa colombiana crece como por arte de magia 100 billones de pesos, de los cuales 60 billones los asume el gobierno nacional y 40 billones la empresa privada.
Pero ¿en qué nos afecta todo esto a los ciudadanos del común? La verdad es que las consecuencias las veremos ‘por partida doble’. En primer lugar y por el lado del gobierno todo ello se convertirá en un nuevo elemento de presión para la tan esperada reforma tributaria que nos pondrá a pagar más impuestos para tapar el hueco petrolero y los mayores costos de la deuda. Y en segundo lugar, por el lado de las empresas, necesariamente ese mayor valor de la deuda y sus respectivos intereses se traducirá en una mayor presión inflacionaria, es decir precios más caros. O sea que por donde se mire, esas astronómicas cifras de la deuda externa tarde o temprano nos amargarán la vida.
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