Como buen televideoaudiente que he sido desde aquel trece de junio de mil novecientos cincuenta y cuatro, día en que el Teniente General Jefe Supremo inaugurara la televisión colombiana y que "curiosamente" coincidió con el primer aniversario de su gobierno, me encontraba en estos días frente a la caja tonta tratando de huirle, tarea nada fácil, a la invasión futbolera de que fueron objeto este y todos, diría yo, los medios de comunicación durante la celebración del recientemente finalizado campeonato mundial. Saltando de canal en canal, o haciendo "zapping" como diría un moderno, desconocedor como muchos de ellos de su lengua natal, encontré un canal dedicado a las competencias de motocicletas en todas sus vertientes. En ese momento estaban transmitiendo una carrera de velocidad y los narradores, aprovechando una pausa comentaron acerca de la inauguración de una nueva pista que hacía poco había sido dada al servicio en alguna parte de la geografía mundial en la cual el motociclismo atrae multitudes y cuyo diseño era tan extraordinario que no permitía a los corredores ver la continuación del trazado de la pista hasta tanto no hubiesen superado cada curva del circuito. Este fenómeno fue ponderado tanto por los locutores como por los entrevistados, pilotos de moto algunos de ellos, ya que en este, como en muchos otros deportes de riesgo, el nivel de dificultad y el peligro que deben enfrentar los competidores son directamente proporcionales a lo bien calificada que sea la pista o escenario y a lo interesantes y atractivas que puedan resultar las pruebas que allí se realicen; entre más difícil y más riesgosa sea "la faena" más interesante e importante resulta la competición y a su vez más gusta a los aficionados. Este mismo fenómeno ocurre en todos los demás deportes de riesgo, algunos de ellos llamados extremos y que como todos sabemos cada día ganan más adeptos en el mundo entero. Gústenos o no, a media humanidad le interesa ver como supera el peligro la otra media.
Y resulta que para nuestro mal, para el menoscabo de nuestra Fiesta Taurina, en ella sus actores principales, toreros, apoderados y muchos ganaderos piensan y obran de manera absolutamente contraria. Cada día buscan una corrida menos riesgosa, más facilona, lo más exenta de peligro posible y por qué no, lo más ventajosa que se pueda para el torero. En una palabra, están empeñados en minimizar los riesgos inherentes al espectáculo argumentando que esa actitud es fruto de la evolución que ha tenido la Fiesta. No nos engañemos ni nos dejemos timar; ¡no confundamos evolución con decadencia! Imperio Romano: ¿Dónde estás?
Y es esa actitud decadente la que, en buena parte, está llevándonos a compartir cada vez más nuestras tardes de toros con el cemento de las graderías, dado que se olvida, o se pretende ignorar, o es más cómodo desconocer que son la emoción, el riesgo y el peligro las bases, los pilares fundamentales de nuestro espectáculo. Las plazas se llenaban cuando los toreros se la jugaban de verdad, como lo hacen hoy día los motociclistas, los corredores de carros, los parapentistas, los esquiadores, los escaladores, los practicantes del canotaje extremo etc., que cada vez buscan escenarios que presenten mayores dificultades y escollos. La Fiesta tuvo vida mientras los toreros eran verdaderos héroes, como lo son hoy los actores de los deportes de riesgo; ¡esos sí se juegan el tipo! Lástima que las figuras y sus manejadores, con su desmedida búsqueda de la comodidad y el "confort" en el ruedo vayan a dar al traste con una actividad que es tan antigua como el hombre. La temida muerte está cada vez más ausente de los ruedos y más cerca de los escenarios deportivos, lo cual se constituye en otra de las razones que explican el porqué las graderías de los primeros se muestran cada vez menos llenas y las de los segundos lucen siempre repletas. Por bárbaro y brutal que suene, es un hecho que al ser humano le agrada ver valientes que desafíen y venzan el peligro y el toreo ya no los está produciendo. ¿Quizá José Tomás? Por lo menos con su acto llena las plazas.
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El Fraile
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