Ante todo debo disculparme tanto contigo como con el Prior Colás, "Primero entre los Hermanos", por haberles fallado el mes pasado con mi tradicional misiva pero resulta que dadas las exigencias propias de mi actividad pastoral, en lo que a la conmemoración de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo se refiere, andaba en un profundo rincón de nuestra amada geografía, lugar en el cual las comunicaciones, como las conocemos en la actualidad, son parte de lo inexistente y por ende de la cotidianidad de los hermanos en Cristo que estábamos en proceso de integrar al rebaño del Señor. Y si ellos viven en el reino del silencio, del mismo hubimos de participar durante nuestra misión.

Y si bien para nosotros la Semana Santa estuvo desprovista de vistosas procesiones, de ricos pasos, de florecidas andas y de alegres distracciones, a mi regreso me desquité siguiendo la Feria de Sevilla, que este año se ha dado sin la presencia de cinco de las llamadas figuras, con las honrosas excepciones de Ponce, Castella y Diego Ventura, quienes en bloque resolvieron vetar a la empresa Pagés absteniéndose de hacer el paseíllo sobre la luminosa arena del Guadalquivir que presumida cubre el ruedo de la más salerosa Plaza de Toros del planeta.

Y parece que fueron las declaraciones dadas por los representantes de dicha empresa taurina, que a continuación transcribo, la causa principal para que los matadores que en ellas se citan renunciaran a actuar en el certamen Sevillano. Dijeron los señores Canorea y Valencia: "Si la fiesta no se cuida, morirá. ¿Dónde están Manzanares, Morante, El Juli, Perera? Algunos de ellos en el limbo, y si estos señores no bajan a la tierra, esto se acabará. Y no harán falta los antitaurinos, porque los taurinos somos como los alacranes, que nos damos picotazos a nosotros mismos. Los bolsillos están secos, y la necesaria reducción del precio de las entradas no es posible si no bajan los costes de la fiesta. Estamos instalados en el reino de la locura. A estas grandes figuras no parece preocuparles la dramática situación de la fiesta, sino el respeto debido a los toreros, que tiene el color de los euros".

Virulentas declaraciones pero ciertas. Con su contenido coincidimos todos los aficionados y debemos repetirlas cuando haga falta, aún cuando ello resulte "políticamente incorrecto". A la "porra" con la política que es la que nos tiene así. Al Toro por los cuernos y a las cosas por su nombre.

Pienso que en América y particularmente en Colombia bien podríamos "usar en calidad de préstamo" por lo menos parte de la frase anterior y preguntarnos: ¿Dónde están los toreros "estrellas" cuando la Fiesta está en serio riesgo de desaparecer en Bogotá, duramente golpeada en Cali y a la deriva en Medellín? ¿Dónde están los hechos que tan siquiera den signos de reconocimiento de parte de esos toreros, que llevan años de años anunciándose en estas ferias que les han ayudado a construir fama y fortuna?; ¿Dónde están los actos de agradecimiento que revelen que están dispuestos a cuidar esta Fiesta colombiana, a remozarla, a arroparla y decir "Presente" cuando se haga menester?

Nada de eso se ve señores, lo que se palpa es todo lo contrario; las figuras y sus manejadores solo están atentos para "apretar" a nuestros esforzados empresarios y para poner cada día más condiciones irracionales. Que si la ganadería, que si el compañero de terna, que si el día, que si los honorarios, que si…

Y como dijeron los empresarios españoles en sus declaraciones y Clint Eastwood en el título de uno de sus "spaghetti westerns": todo cambiaría "Por unos dólares más". Y la realidad es que no los hay, ¡ni para ellos ni para nadie! Qué desolación.

Recibe un abrazo de tu amigo,

El Fraile

Colombiano compra colombiano