Fanny Bernal * fannybernalorozco@hotmail.com
Llama la atención la manera de celebrar el Día del Amor y la Amistad de algunas personas, pues en vez de ser un espacio para la sana convivencia, compartir y disfrutar de los seres queridos, los festejos terminan en insultos, agresiones y hasta muertes, con autoridades tratando de que hombres y mujeres borrachos entren en razón.
Fiestas que finalizan en hospitales o en funerarias y lo que era una celebración importante de amistad, de parejas, se convierte en un campo de batalla con golpes, insultos y humillaciones.
El alcohol y otras drogas son detonantes de las emociones perturbadoras que albergan ciertas personas; situaciones que van unidas a la ausencia de control ético y moral, y aunque socialmente los consumos cada vez son más aceptados e inclusive se motiva su uso en diferentes eventos, la verdad es que algunas personas aprovechan y usan esta oportunidad para abrirle la puerta a la violencia, a la pérdida de control y a la desinhibición.
Muchos factores intervienen en esta manera de celebrar de muchos colombianos: una escala de valores cada vez más pobre, la burla a los mínimos éticos, la indiferencia, la ausencia de inteligencia emocional y la incapacidad para autorregularse, la intolerancia y la negación de los otros como seres humanos, sumando lo anterior a una forma insensata de consumir alcohol y otras drogas que llevan a perder la conciencia y el contacto con la realidad, lo cual genera no solo hechos bochornosos, sino además, lamentables y dolorosos.
A propósito, dice Fernando Savater, en su libro Ética de Urgencia: “…Al final nacemos como crías humanas, pero creo que en cada uno de nosotros hay estratos y fases mentales que reflejan esas etapas primitivas. Todos somos, por ejemplo, un poco reptilianos (sic), y pensamos el mundo en términos de amigos y enemigos. Tenemos días donde gracias a nuestros actos merecemos sentirnos orgullosos de pertenecer a una especie evolucionada, y otros en los que ni siquiera rozamos la altura del chimpancé”. Retomando a Savater, en el caso de las riñas, pareciera que los encuentros no fueran entre amigos, sino entre enemigos.
Son alarmantes las noticias en todo el país que dan cuenta del elevado número de riñas en la pasada celebración de la llamada ‘Fiesta de amor y amistad’; llama la atención que las fechas socialmente especiales como esta, o el ‘Día de la madre y el padre’, o las navidades y el fin de año, que son momentos para la convivencia y para compartir en familia, se estén convirtiendo en espacios de violencia y agresión que generan dolor y sufrimiento.
-¿Qué podrá celebrarse en estas condiciones, cuando las rabias, los conflictos, las burlas, las humillaciones, son las emociones que emergen en estos encuentros?
En otro de sus libros, Savater afirma: “No basta con nacer humanos, el proceso de humanización es una tarea del día a día.” y estas situaciones de violencia dejan mucho que pensar y todo por hacer.
- Así, entonces: ¿Cuál amor y amistad?
* Psicóloga - Docente Universidad de Manizales.
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