Esteban Jaramillo
LA PATRIA | Manizales
Hay gustos, predilecciones y devociones que no se negocian. Se cambia de mujer, de religión, de partido político, de carro, de casa o de sexo, pero nunca el amor por un equipo de fútbol. Hay uno, solo uno, para cada aficionado, desde que tiene uso de razón hasta la muerte. Se le sigue siempre. Sin embargo, es obvio que por razones diversas, algunos clubes generan simpatías, al margen del sentimiento irrompible principal. Tremendo alboroto en estos días con millares de aficionados colombianos, que siguieron al Barcelona, o a otros clubes, mudando sus preferencias hacia el Real Madrid y comprando sus camisetas.
Travesuras, tal vez, por el efecto James, regalo con moño de Florentino Pérez. Hay un ánimo efervescente hacia él, de un país que disfruta lo suyo como propio. Llega, el volante talentoso, a la tierra prometida, como héroe moderno, convertido en solución múltiple, en labores creativas del campeón de Europa.
Si alguien sueña cambiar fusiles por balones, no veo descabellado, entonces, que quienes sintieron reverencial respeto por el Barcelona, por su colección coordinada de pases, escondiendo la pelota, con jugadores brillantes en dinámico movimiento para la competencia en la que dominó el mundo del fútbol, hoy transformen sus preferencias hacia el club blanco.
Lo hacen por James, por el traspaso que encandila, como una declaración de amor a su juego, significando la importancia de su fichaje millonario, con sus expectativas sin límite. Seguir al Madrid no es traicionarse a sí mismo, ni transfuguismo perverso, como muchos creen. Es dejarse encandilar por el jugador colombiano que mayor ruido ha producido, convertido en oro en el mercado
Por mi parte mantendré el respeto y la admiración por el modelo de juego del Barcelona, del Bayern, del Arsenal, en el que estará David Ospina; y del Manchester por su seriedad empresarial, que me encandilan y copan mis preferencias. Mi amor exclusivo es por el Once Caldas. Pero seguiré, devoto y expectante al Madrid, esperando la llegada de Falcao y el triunfo de James Rodríguez.
P.D.: Soy partidario de todos los equipos del mundo donde hay colombianos. Es una simbólica forma de darles a ellos un apoyo en la distancia.
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