Esteban Jaramillo
LA PATRIA | Bogotá
El triunfo de Nairo en el Giro, celebrado en el mundo ciclístico, aturde tanto por su aplastante superioridad, como la desvinculación de Falcao de la Selección, víctima como muchos de inesperadas e inoportunas lesiones. Cara y cruz para uno y otro. A Nairo fue un placer verlo. Con su fuerza arrolladora, motivo de elogios sin límite por parte de especialistas, eleva el ciclismo colombiano a las cumbres y abre paso a las comparaciones, en tertulias acaloradas, con el inolvidable Lucho Herrera, quien plantó, con sus compañeros de la época, las semillas de este deslumbrante presente, lo que no suprime el reconocimiento a Rigoberto Urán, por su segundo podio consecutivo y Julián Arredondo por su liderazgo en la montaña, en la singular y colorida competencia.
El show de la bici desató la locura colectiva en Colombia y estableció una nueva dictadura mundial. Atrapó, con sus relatos conmovedores, el sentimiento colombiano que no duda en reconocer en Nairo, la aparición de un supercampeón sin egolatría y con carácter en su pedaleo demoledor.
Falcao y su drama
Farandulero y vitrinero el médico Noronha que operó a Falcao. Engañó al pueblo colombiano, al propio jugador y a los aficionados que nunca perdieron la fe sobre su presencia en el Mundial,
creando falsas expectativas sobre su recuperación milagrosa, al calor de sus retóricas palabras. Quiso, con su labia presuntuosa, romper paradigmas de la medicina, argumentando razones sin respaldo científico, para acelerar el proceso de retorno del astro al fútbol activo. Cómplice, en su campaña demagógica, el médico Ulloa de la selección Colombia que se prestó para tan infame pantomima. Vendieron humo. Falcao no va al Mundial y no habrá suicidio colectivo en Colombia.
En esta, la verdad inevitable de la vida, con la inquietante presencia del destino traicionero, sabe Falcao, con su entereza ejemplar, asimilar el golpe recibido. Pocos como él con su fe de hierro en Dios, su fuerza anímica y su seriedad profesional, saben controlar la adversidad. Colombia y el Mundial pierden una estrella.
P.D.: Razón tuvieron Agustín Moreno, dignatario de lujo del ciclismo nacional e internacional, y el médico Carlos Alberto Osorio, amigo personal de Eusebio Unzué, jefe de la escuadra de Nairo Quintana, con sus predicciones, de tiempo atrás, sobre la riqueza incalculable que hay en las piernas del campeón y hasta donde irá su hegemonía.
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