El pasado 25 de octubre, se llevaron a cabo en Manizales -al igual que en el resto del país- las elecciones para definir las autoridades locales que gobernarán durante los próximos 4 años. La del domingo fue una jornada electoral marcada por la continuidad, tanto en los proyectos de ciudad como en la forma de hacer política. 
Y es que elección tras elección se sigue constatando que el clientelismo, la compra de votos, las presiones y la mermelada, son los factores que predominan en lugar del debate de ideas, la lucha entre propuestas y la confrontación de programas de gobierno. 
Manizales no va bien y no pareciera haber esperanza de mejoría después de los recientes resultados. La ciudad sigue careciendo de un hospital universitario público, Assbasalud continúa recortando servicios en los centros asistenciales de La Enea y Aranjuez y la crisis del Hospital Geriátrico San Isidro promete agudizarse en 2016 debido al impago de las EPS y a las deudas del municipio. En educación, se han dado pasos atrás en cobertura y en permanencia, y la jornada única es una quimera con el presupuesto actual. La cultura sufrió un recorte presupuestal del 40% este año y no existen garantías de un incremento justo para el próximo, ni de una distribución equitativa. Las prácticas deportivas se entorpecen como consecuencia de la existencia de solo 20 escenarios deportivos en buenas condiciones, es decir, un escenario en buen estado por cada 20.000 habitantes. El empleo se ve amenazado por la implementación de tratados de libre comercio como el de Corea del Sur, el cual podría dejar sin trabajo a más de 9.000 personas y desde ya se habla de una segunda generación de grandes Call Center, lo que perpetuaría este modelo de empleo basado en la precarización de las condiciones laborales de los operadores. 
La gran mayoría de los elegidos coinciden no solo en la aplicación del recetario neoliberal de las privatizaciones, la negación de los derechos, el marchitamiento de la cultura y la extinción de las empresas y el empleo nacionales, sino también en las formas de hacer política. ¿O es que acaso el tamal, la lechona, el trago, las fiestas, las tejas, el cemento, las anchetas y las rifas, no estuvieron presentes en estas elecciones? ¿O es que la compra de votos brilló por su ausencia? ¿O es que las promesas infladas e incumplibles, no hicieron parte de la campaña? ¿O es que las exigencias a los funcionarios públicos de arrear votos a favor de determinados candidatos so pena de perder el trabajo, desaparecieron? ¿O es que las promesas de puestos en todos los niveles de la administración, se extinguieron? ¿O es que el incumplimiento de la ley de los actuales mandatarios al participar en política, cesó? 
A pesar del panorama sombrío, los 19.000 votos obtenidos por Luis Fernando Acebedo, brindan un asomo de esperanza para los indignados e inconformes. Sin maquinarias electorales, liderando una coalición de partidos y movimientos políticos alternativos y enarbolando un programa de gobierno de clara ruptura con el uribismo y el santismo, Acebedo advierte que existen opciones verdaderas de cambio en Manizales. Esperemos que la llama no se apague y que el control político se realice juiciosamente desde las organizaciones sociales y políticas que pretenden convertir a Manizales en una ciudad digna y democrática. 
Coletilla: solo agradecimiento y gratitud puedo expresarles a las 1.659 personas que confiaron en mi trabajo y me acompañaron con su voto al Concejo de Manizales el pasado domingo. A pesar de la importante votación del Polo (5.540 votos), no se alcanzó una curul pero continuaremos con el compromiso férreo en defensa del patrimonio regional y de los derechos de los ciudadanos.