En Manizales, existe una rica oferta en música, teatro, danza, literatura, artes plásticas y otras áreas de la cultura. Los más de 10 festivales relacionados con las artes escénicas, la iniciativa “Las Rutas del Teatro” que busca potenciar permanentemente el trabajo de las salas de la ciudad, el Festival de la Imagen, la Feria del Libro, la variedad y calidad de los eventos musicales y la oferta constante de exposiciones y muestras culturales, son señales de la importancia de este sector en la ciudad.
A pesar de esto, Manizales tiene una de las inversiones públicas más bajas en cultura del país. De acuerdo a Manizales Cómo Vamos (Informe de Calidad de Vida 2015, p. 76), la inversión total en cultura en 2014 fue de 2.495 millones de pesos, lo que implicó una disminución del 40% frente a los recursos de 2013, año en el que se invirtieron 4.171 millones de pesos. Esto quiere decir que la inversión en cultura por persona el año pasado fue de aproximadamente 6.000 pesos, mientras ciudades como Bogotá invierten anualmente 25.000 pesos por persona, 4 veces más, y Medellín destina alrededor de 60.000 pesos en cultura por cada habitante al año, 10 veces más que Manizales (Plan de Desarrollo de Medellín 2012-2015, p. 63).
De acuerdo al Inventario Cultural de Manizales (Agudelo, 2014), son pocos los espacios físicos dedicados a la cultura en la ciudad y salvo los escenarios que están ubicados en la Universidad de Caldas y la Universidad Nacional, ninguno de los otros escenarios es público. Esto significa que existe un enorme déficit en espacio público dedicado a la cultura y que los agentes culturales han sostenido la oferta cultural, en la gran mayoría de casos, bajo esfuerzos propios. El informe señala además que existe una abierta ruptura entre muchos artistas locales con el Instituto de Cultura y Turismo, ya que no se sienten respaldados por esta entidad para llevar a cabo sus procesos. A esto suma que el Centro Cultural Universitario, escenario público, no ha contado con el apoyo de los gobiernos municipal, departamental y nacional, pese a que es un proyecto que puede impulsar importantes procesos académicos, culturales y sociales en la ciudad.
Esto permite constatar que -como lo señalan constantemente cientos de miembros del gremio cultural local- los recursos para cultura resultan ser absolutamente insuficientes para el desarrollo de los eventos que se realizan durante todo el año, existe escaso o nulo apoyo para los actores culturales que mantienen programación permanentemente en la ciudad y los pocos recursos son disputados por decenas de artistas sin que se haya fijado una política para realizar su distribución.
Ante este panorama, conviene mirar ejemplos como el de Medellín, ciudad en la que desde 1990 se viene diseñando y ejecutando un Plan de Desarrollo Cultural, cuyos objetivos han sido orientar los procesos de planeación cultural y fortalecer el desarrollo educativo cultural, entre otros. Manizales requiere diseñar un plan similar, construido por los propios agentes culturales de la ciudad, con el objetivo de fijar una verdadera política y lograr la asignación de mayores recursos para un área tan sensible y necesaria para la sociedad.
La ciudad universitaria y la ciudad cultural, siguen siendo aún promesas incumplidas en Manizales. Dependerá de la lucha de los gremios, que sean una realidad o sigan siendo un anhelo lejano.
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