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En el 2006 la guerrilla atacó a Montebonito (Marulanda). Las víctimas de este y otros hechos, incluidos los de las Auc, sueñan con que no se repitan y que reine la paz.
LA PATRIA | Manizales
El fuego cruzado entre guerrilla, paramilitares y Fuerza Pública los puso a correr. En su carrera por huir de la guerra dejaron todo: la tierra y sus pertenencias. Sin embargo, en estos largos años de éxodo los ha acompañado
la esperanza de recuperar lo perdido, sobre todo la paz.
Ellos, lejos de sus parcelas como millones de colombianos, sueñan con que por fin en los campos reine la paz, la misma que han prometido varios gobiernos y que hoy es tema clave a dos semanas de las elecciones presidenciales.
Los protagonistas de estas historias en Caldas tienen opiniones comunes sobre el proceso actual en La Habana y sobre otros como el realizado con las autodefensas.
Un punto en el que coinciden es en que las víctimas debieron estar en la mesa en la capital de Cuba, pues para ellos la voz de las víctimas jugaba un papel clave en los asuntos motivo de negociación.
Más adelante, en este mismo texto, alguien dirá una frase, en representación de quienes con sus manos se ganan la vida y alimentan al país: "Un campesino sin hambre y con protección del Estado significa paz". Por eso, concluyen que más que invertir en el proceso, se deberían destinar más recursos para el progreso del sector agropecuario nacional.
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Es un embolate
La dicha de vivir en su finca cultivando café, fríjol, maíz y criando cabezas de ganado le duró a la familia hasta diciembre del 2003. El 19 de ese mes salieron de Argelia, municipio de Antioquia, donde no soportaron más estar entre las balas de guerrilleros y paramilitares, que se disputaban ferozmente el territorio.
Uno de los cinco miembros de la familia relata: “Recuerdo que la única vía de escape por los enfrentamientos entre la guerrilla y los paramilitares era llegando hasta el municipio de Nariño en límites con el corregimiento de Pueblo Nuevo (Pensilvania)".
La ruta hacia Caldas era la única opción, pues las cosas en la ruta a Cocorná y Sonsón (Antioquia) estaban peor con la luvia de proyectiles, en cualquier momento del día, también por los enfrentamientos de los grupos ilegales.
El campesino relata: "Nos tocó llegar a Pensilvania con la mera ropa que teníamos puesta y empezar de cero. A uno lo desplazan como nos tocó a nosotros y allá queda lo material pero gracias a Dios la voluntad, el conocimiento y la honradez se vienen con uno".
El señor considera que se bien ellos son desplazados, hay otros con una carga más pesada: haberse quedado en las zonas violentas dependiendo de los demás y sin luchar para salir adelante.
El hombre llegó a Pensilvania con sus padres y hermanos, donde montaron una granja demostrativa. “Tuvimos fuerza y voluntad; el sacrificio fue muy grande porque nos tocó sufrir, pero con nuestras manos y el apoyo del Sena, la Alcaldía, la Universidad de Caldas, el Comité de Cafeteros salimos adelante sin ser una carga".
Poco a poco estos paisas logran en tierra caldense borrar las heridas de la guerra cultivando cachama y mojarra, hortalizas, ganado, conejos, curíes, patos, gallinas, perros, palomas, aromáticas, tomates, cilantro, frutales, fresas, coles y más.
-Sobre el proceso de paz
LA PATRIA le preguntó lo siguiente un integrante de la familia desplazada.
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¿Qué opina de los diálogos de paz en La Habana?
Esas negociaciones valen mucho dinero y no se llega a nada concreto. Creo que
fuera más beneficioso invertir esos recursos directamente en el campo,
en la producción. Un campesino sin hambre y con protección del Estado significa paz.
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¿Cuál es su visión sobre los candidatos presidenciales que pasaron a la segunda vuelta?
Así gane Santos o de pronto Óscar Iván, que miren más al campo que es donde se generan la paz o la guerra. No hay necesidad de tantas negociaciones porque eso es un embolate para el pueblo. La paz tiene que nacer es en la misma gente y por eso hay que darles oportunidades.
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¿Pero usted cree en el proceso que se adelanta en Cuba?
No creo en la paz sin condiciones porque eso es peor y la situación podría tornarse más compleja porque como tanta gente hemos sufrido el conflicto armado, es indignante que los causantes no sean castigados de acuerdo con la ley.
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Que digan la verdad
Ella apenas tenía 13 años de edad cuando los paramilitares obligaron a su padre y a toda la familia a salir de La Dorada. El largo dolor de cabeza se originó cuando a su padre le robaron un arma de fuego con salvaconducto.
"Mi padre puso la denuncia y resulta que el ladrón, a quien capturaron, era miembro de un reducto de las autodefensas que se organizaban en la zona urbana de La Dorada", comenta la mujer ya hoy mayor de edad.
Relata que el sujeto pagó cárcel por el hecho. Las cosas se complicaron cuando el 'para' terminó de pagar la condena. Un día, en busca de venganza, atacó al padre.
"Hizo cinco disparos que por fortuna pegaron en la pared", relata. La familia entendió el atentado como una amenaza y decidió buscar refugio en otros lugares del país.
A la niña la llevaron para Bogotá, mientra el papá iba de un lado a otro en busca de reubicarse de tal manera que estuviera seguro y pudiera concretar una actividad económica.
El panorama empezó a cambiar cuando se enteraron de que al paramilitar lo mataron. Luego se cumplió el proceso nacional de desarme de los grupos de autodefensa. Entonces, fue hora de volver al puerto caldense.
De todas maneras, las secuelas de la violencia marcaron la vida de la familia. Ella, por ejemplo, quedó de tratamiento psicológico, además de los atrasos académicos.
LA PATRIA le preguntó a ella sobre el proceso de paz que el Gobierno Nacional adelanta con las Farc en Cuba:
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¿Cómo ve el proceso de paz actual con las Farc?
El presidente Santos ha realizado una buena gestión ante ese proceso, ya es hora que los señores de las Farc le digan la verdad al país.
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¿Le pareció bien el efectuado con las autodefensas?
Los paras no nos han dicho la verdad, el por qué hemos sido desplazados y por qué debemos estar en esta violencia.
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¿Siente que han tenido en cuenta a las víctimas?
Estaba muy niña y no entendía, pero ahora sé que el proceso necesita de nuestro apoyo, los que somos víctimas también debemos participar de este proceso.
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Casos fallidos
César Ignacio Oyola, representante de víctimas y asesor de reinsertados de las Auc, considera que a las verdaderas víctimas no las tuvieron en cuenta con la desmovilización de los 'paras', y que lo mismo ocurre ahora en el proceso con las Farc.
"Todos los colombianos queremos la paz, pero a qué costo. En La Habana no hay representantes legales de las víctimas y lo más delicado, es que estos sinvergüenzas quieren quedar impunes, en cuanto a los delitos de lesa humanidad".
Oyola dice que también fue víctima de los 'paras', justo por tener una empresa cerca de una base de las autodefensas, cerca del río Guarinó, donde era violenta la disputa territorial con las Farc.
Recuerda: "Los 'paras' me hicieron un juicio porque creían que tenía un vínculo o colaboraba con la guerrilla. Al final salí bien librado, pero luego nos llegó una amenaza a la casa de la finca y nos tuvimos que ir".
Él se pregunta: ¿La plata del narcotráfico de esta gente dónde está?, ¿qué piensan hacer con las rutas del tráfico de drogas?. "Y lo más delicado: ¿qué pasará cuando sean elegidos con la circunscripción especial que les van a dar?
Loyola es líder de una ONG que defiende a los que están en el proceso de las Auc, tanto como víctimas como reinsertados. Les ofrece herramientas jurídicas para acceder a las ayudas del Gobierno Nacional.
Sus críticas también las reitera sobre el proceso con las Auc, pues también considera que fue mal negociado. "Los lisiados de la guerra quedaron desamparados por el Estado. En municipios no colaboraron con la reintegración. Un ejemplo es que en La Dorada hay cuatro exparas que quedaron con daños físicos y hoy no tienen ayudas ni proyecto productivo".
Explica que si bien se creó la Ley 1448 del 2011 para la entrega de ayudas humanitarias y que el Gobierno publicita en medios que hay garantías, es necesaria una batalla jurídica cada que se buscan esas ayudas.
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Lo que han dicho
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Juan Manuel Santos, presidente candidato por la Unidad Nacional
Dijo que “no deja de sorprenderle” que personas que durante cuatro años lo atacaron por adelantar diálogos con la guerrilla de las Farc ahora digan que son amigos de la paz.
“Con la paz no se juega, uno se la juega por la paz”, dijo el candidato- presidente al recordar que desde el inicio mismo del proceso vienen diciendo que lo que él ha hecho es “legitimar el terrorismo”.
“Todos sabemos que el Centro Democrático y la extrema derecha no quieren que continúen los diálogos; lo recibo con sorpresa porque no pensé que fueran tan cínicos. Pero si se sienten capaces de apoyar la paz pues eso es bueno para el país”, sostuvo el candidato de la Unidad Nacional, luego de que su rival Óscar Iván Zuluaga, cambiara de opinión en relación con suspender los diálogos de La Habana y aceptara continuarlos, si gana.
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Óscar Iván Zuluaga, aspirante por el Centro Democrático
El lunes pasado, Zuluaga reiteró su posición sobre el proceso de paz y de manera enfática advirtió que si llegaba a la Presidencia suspendería provisionalmente las conversaciones de paz durante una semana, a la espera de que las Farc aceptaran un cese del fuego unilateral, permanente y verificable, algo que podría marcar el camino final del proceso.
El miércoles el candidato aspirante por el uribismo firmó un acuerdo programático con la excandidata del Partido Conservador, Marta Lucía Ramírez, en el que ya no se habla de suspensión temporal, sino de continuar conversando, y no se contempla el plazo de ocho días” sino que este se extiende a un mes.
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