RICHARD AGUIRRE
LA PATRIA | MANIZALES
Desligarse de la homofobia y del rechazo es la gran victoria de Libertad Salazar González, transgénero de 43 años, nacida en Villamaría, y que desde hace un mes y medio labora en la Alcaldía de Chinchiná (Caldas).
Dice que su proceso de identidad es una construcción de toda la vida. Reconoce que hubo momentos de discriminación y rechazo en todo este trasegar, lo que le permitió ser más fuerte. "Ha sido un triunfo muy grande y que esperaba, porque confío en mis capacidades".
Desde pequeña se sintió inconforme y desinformada, debido a que reconocía que era diferente, pero no identificaba en qué consistía eso que ella sentía como diferente en el cuerpo que veía. "Tengo un hermano gemelo y con él era que identificaba las diferencias".
Su nombre la hace sentir libre, y busca que suceda lo mismo con quienes la llaman: "Que la persona que diga mi nombre sienta que puede ser libre desde su orientación o condición".
Duro camino
En el colegio, sus compañeros le pegaban y no podía hacer nada. "Cuando iba y le ponía la queja al profesor, me decía que para qué era maricón". En su familia la situación no fue la mejor. En cuerpo y alma lleva heridas de los golpes que sufrió, entre ellos uno que lo ocasionó la desviación del tabique. Sus hermanos adoptivos no aceptaron esa condición, por lo que la maltrataban.
Hace cuatro años comenzó la transformación hacia una mujer transgénero y actualmente cuenta con el apoyo de fundaciones como Sergio Urrego, Plataformas, Colombia Diversa y Secretaría de las Mujeres y Diversidad de Género de Manizales. "Era una mujer no en un cuerpo equivocado, sino en una sociedad equivocada".
Agrega que aún tiene decepciones en entidades públicas, porque en su cédula aparece el nombre de mujer, pero las facciones de su rosto y cuerpo siguen siendo de hombre. "Me ponen peros y trabas para realizar diligencias. Me han retenido hasta plata, porque no ven mi cuerpo femenino y parecieran disfrutar al llamarme por mi nombre masculino".
A los 26 años se enamoró por primera vez y su confidente fue su mamá, Judith González. "Fue muy bonito, porque al contarle, ella asumió la situación y me respaldó".
Intérprete
Sobre su presente, Libertad dice que es un orgullo y un reto alcanzado. Sonríe cuando comenta que es funcionaria de la Alcaldía de Chinchiná, gracias a su trabajo por los derechos de la comunidad LGBT y a la actividad que realiza como intérprete del lenguaje de señas. Su mejor amigo es sordo y de ahí viene esa vocación.
Libertad explica que desde hace 13 años está dedicada a sensibilizar a las alcaldías sobre la generación de condiciones de igualdad para la comunidad LGBT.
Su nuevo rol en el Municipio se basa en ser la intérprete del alcalde, Sergio López Arias, durante los eventos en los que él participa. Dice que también se generan espacios de inclusión para los sordos.
El alcalde, Sergio López Arias, indica que vinculó a Libertad por inclusión social de la población LGBT y la necesidad de tener un intérprete para dirigirse a la comunidad con limitaciones auditivas, que en el municipio llega a unas 40 personas. "Es un apoyo a la gestión en programas de inclusión social. Su contrato es por prestación de servicios".
* Libertad hace parte del Consejo Consultivo LGBT de Chinchiná.
* Participa en el Consejo Territorial de Planeación de Caldas como mujer transgénero.
* Con su hermano, David Andrés, lidera el proyecto Señales de vida, en el que discapacitados auditivos cantan y declaman a través del lenguaje de señas.
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