Óscar Veiman Mejía
LA PATRIA | LA DORADA
Mire los precios: a mil para niños de escuela, a mil 500 para los más grandecitos y a dos mil para los adultos. Las ofertas son de Raúl Lerma Bocanegra, mientras señala tres vasos desechables de distintos tamaños.
El señor un día se parquea con su puesto de raspao en el Parque de Bolívar de La Dorada y otro día en el barrio Los Andes. "Y también voy a vender al Coliseo, a las canchas de fútbol y de otros deportes".
Cuando hay presencialidad en las instituciones educativas allí está en primera fila con su jugo, que es dulce, helado y refrescante.
Fórmulas
Su secreto del sabor es que cada ración de los ingrediente tenga la justa medida. Lo comenta a la vez que le da manivela a su máquina amarilla, tesoro de su sustento y que compró hace ocho años, que gira y gira hasta sacar el hielo molido.
En dos botellas, cuyo colorante rojo llama la atención del visitante, está otro de los encantos de su líquido que atrae como abejas a los clientes antiguos y nuevos. "Es azúcar concentrada, es el melao", dice.
Raúl despacha a dos señoras con sus vasos adornados por una corona de lechera. El señor hace una pausa para comentar algo del origen de su trabajo.
Vuelve a su pasado y de manera directa recurre a un personaje. "Mi papá, José Raúl Lerma Lozano, era vendedor de pasteles, empanadas, masacote y avena. Nosotros le seguimos el camino con la venta de cholao".
Al hielo le agrega pulpa de fruta, esencia de maracuyá o de tamarindo. Los compradores reciben un pitillo, una cuchara y una servilleta.
Itinerario
Cada mañana sale del barrio Santa Lucía y se ubica, principalmente, en una esquina del Parque de Bolívar al frente de la catedral Nuestra Señora del Carmen, justo a un lado del monumento a la iguana, que recuerda los reptiles que por un tiempo poblaron el lugar y atraían turistas.
Las señoras siguen disfrutando el cholao en uno de los sardineles del Parque. Raúl les pregunta: "¿Más lechera". Después exprime un tarro plástico, del cual surge la leche condensada.
La jornada continúa bajo los 30, 32, 33, 34 y hasta más grados en La Dorada. Raúl mueve su puesto de tres ruedas para llegar a las orillas del río Magdalena, en busca de visitantes sedientos que se refrescan y saborean sus raspaos.
"Hay días de $60 mil, otros de $80 mil y algunos de $150 mil", dice Raúl Lerma Bocanegra.
Lechera, una, dos y hasta tres veces para sacarles más jugo a los raspaos de Raúl.
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