El rito civil se llevó a cabo en la vereda Los Zainos. Tienen dos hijos. Él es holandés y ella colombiana.
JORGE IVÁN CASTAÑO
LA PATRIA | NEIRA
Bai Van Monster, de nacionalidad holandesa, y la colombiana Paula Valencia Duque, llevan siete años de convivencia como pareja. Tienen dos hijas. Sin embargo, decidieron oficializar su unión de una forma original.
Se les ocurrió que fuera en el paisaje cafetero, rodeados de matas del grano. Se casaron el pasado domingo. El acto lo presidió un notario en la vereda Los Zainos de Neira, endonde residen los padres de la novia.
Como manda la costumbre él no podía verla antes del matrimonio. Paula se encerró en la casa para conservar la tradición que sus padres le enseñaron.
Ella reside en Curazao hace 12 años. Viviendo allí conoció a Bai, se enamoraron y establecieron una relación, que luego se convirtió en una familia en la que el principal orgullo son las dos pequeñas.
Lo planearon
Cuando decidieron casarse no dudaron en elegir a Colombia como el lugar ideal, preferiblemente en medio de la naturaleza, al aire libre, que a cambio de alfombras fuera un camino destapado y que en vez de zapatos elegantes ella pudiera andar descalza al encuentro de su amado.
Cada detalle de un matrimonio formal fue reemplazado por el ambiente del cafetal. Ya no se escucharían la marcha nupcial sino pájaros cantando y perros ladrando. Nada de imágenes ni cuadros, sino el paisaje con árboles y el café. En vez de una cúpula o una oficina notarial prefirieron un quiosco hecho de hojas de cinc y guadua con un sencillo adorno. La mesa era de madera rústica forrada con costales de cabuya. Así lo imaginaron y lo hicieron.
Un grupo de acompañantes de la vereda recorrieron un kilómetro para llegar a donde ya estaba Bai Van con el notario, esperando a la novia. Paula llegó de blanco, descalza y con un ramito de flores silvestres.
Aceptaron
Entre sonrisas el padre de la novia se la entregó a Bai. Laceremonia fue corta, culminó con la firma en el libro de registro y los aplausos de los asistentes que presenciaron la boda del año.
En medio de un sol radiante se realizó el matrimonio civil. Los recién casados emprendieron el regreso por el camino adornado con costales y pétalos de rosas. En la mitad de un arco los acompañantes les ofrecieron granos rojos del mejor café del mundo y pétalos de flores del mismo cafetal. Y asíBai Van, Paula y sus dos pequeñas hijas iniciaron una nueva etapa de sus vidas.
Fue un homenaje
Paula explicó que la idea del matrimonio la concibieron como algo simbólico. "Mi esposo quería algo bonito, sencillo pero bien romántico y salido de lo común. Yo le propuse que fuera en el cafetal de mis padres, en el lugardonde mi padre descansa y se sienta a comer, es como un homenaje a ese hombre trabajador de la tierra que es mi padre y a los campesinos que laboran de sol a sol. Él aceptóencantado y ya ve que todo salió como queríamos. Nosdevolvemos para Curazao casados y felices de haber cumplido nuestro sueño".
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