Los emberá chamíes de San Lorenzo (Riosucio) tras las huellas de su cultura

Darío Augusto Cardona S

LA PATRIA | Manizales

En la audiencia pública de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), que se llevó a cabo el 16 de junio en el resguardo indígena San Lorenzo (Riosucio), se mostró el trabajo de los jóvenes en los procesos culturales de reconocimiento de lo que significa ser un emberá.

Este trabajo educativo comenzó en la década de los 80 y 90 del siglo pasado, cuando los pueblos ancestrales convertidos en campesinos comenzaron a recuperar y reconocer su identidad indígena, a través de la medicina tradicional, el libre pensamiento, los bailes, la forma del sembrado de la tierra, el significado de lo que es el sol, la luna, las montañas, las rocas y el agua para la comunidad.

El grupo cultural Flor de Palma de San Lorenzo tiene como objeto con sus danzas no dejar perder la memoria, las tradiciones indígena.

Fotos| Darío Augusto Cardona S | LA PATRIA

Mauricio Gañán, médico tradicional, en compañía de los Mayores, de los que heredó el conocimiento y la espiritualidad. Dice: “Con el tejido de las mochilas y los collares se teje el camino de la vida”.

En la creación de las danzas se articula el trabajo de los mayores (mujeres y hombres) con el diseño y elaboración de los vestidos. Los jóvenes dedican su tiempo a los ensayos para que no se pierdan las tradiciones y la cultura.

La guardia es un órgano de control que trabaja al lado de la consejería indígena, custodia el territorio y vigila los procesos del orden público en cumplimiento de la Constitución Política, que habla de la preservación de la paz.

El autorreconocimiento y la libre determinación que consagran la Constitución del 91 dan pie para que los miembros del resguardo se reconozcan como emberas. Este proceso se da después de que en 1943 el Gobierno determinó disolver el resguardo. Hoy los procesos avanzan con el encuentro de la cultura perdida por más de 40 años. Saira Bañol es una entusiasta del trabajo de las danzas de San Lorenzo.