MATEO YEPES SERNA
LA PATRIA | RIOSUCIO
El tabaco se respiraba en el Centro de Pensamiento del resguardo indígena San Lorenzo de Riosucio. Pasadas las 10:00 de la mañana empezaron a llegar los asistentes al evento convocado por la Unidad de Restitución de Tierras (UTR).
Previo al inicio, como reza su cultura ancestral, los médicos tradicionales dieron la bienvenida con un rito que tardó cerca de una hora.
“Por eso pedimos la guía espiritual, la luz, para que no solamente este sea un acto simbólico, sino que en verdad sea uno profundo de conciencia, transformación y educación”, dijo el líder espiritual, calmando los ánimos previos a la reunión, que se presagiaban tensos.
El motivo del encuentro fue la entrega simbólica de la sentencia que ordenó declarar y reconocer al resguardo de San Lorenzo como víctima del conflicto armado interno, amparar su derecho a la restitución del territorio colectivo y una ampliación del resguardo, según la jueza especializada en restitución de tierras que maneja el caso.
Líder
La primera en tomar el micrófono fue la gobernadora del cabildo, Elizabet Betancur Bañol, quien celebró los alcances de la sentencia y llamó a la unión entre los indígenas y las instituciones.
En todas sus intervenciones insistió en el compromiso desde las entidades nacionales para que el proceso no fracase. “Que no nos cumplan, ese es mi gran temor. No queremos la repetición de los hechos, quiero que la paz sea una realidad en nuestra comunidad”.
Su voz se mezcló con la de los habitantes del resguardo que asistieron al encuentro, que la apoyaron al unísono. Hizo énfasis en el diálogo que debe haber entre el resguardo, el Municipio, el Departamento y las organizaciones del país. Todo eso debe ir orientado a beneficiar a una comunidad que obtuvo el título de sus tierras.
Serán 6 mil 700 hectáreas que pasarán a manos de los 12 mil habitantes del centro poblado, gracias al proceso de reparación colectiva liderado por un comité designado por las autoridades del resguardo.
Araugo Gañán, exdiputado de la Asamblea de Caldas, es quien lideró ese proceso que terminó con el fallo de la juez. Fueron seis años de trabajo para lograr el resultado que motivó al encuentro de ayer, al que asistieron representantes de la Agencia Nacional de Tierras, de la Unidad de Restitución y del Departamento de Prosperidad Social, entre otras entidades nacionales. Por el departamento asistió una persona encargada de la oficina de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobierno.
Gañán, quien también fue gobernador del cabildo, celebró los logros que acarrea la sentencia, pero se mostró escéptico ante el camino que falta por recorrer. “Hay que trazar una hoja de ruta que garantice que este proceso no quede empolvado en un escritorio”, aseguró en una intervención durante el evento.
“Por fin un juzgado de restitución de tierras reconoció nuestros derechos. En la sentencia hay 27 órdenes que deben cumplir las entidades”, mencionó.
Compromiso
Todos los que intervinieron, instituciones y cabildo, se comprometieron a cumplir con su palabra y a sacar a la sentencia adelante. Los líderes indígenas criticaron que del gobierno solo llegan delegados, que no tienen capacidad de decisión. Ante eso pidieron que para próximas sesiones arriben funcionarios que puedan garantizar el cumplimiento de los mandatos del juzgado.
Ante eso, después de algunos cruces verbales fuertes entre el cabildo y el gobierno, los compromisos se materializaron. Las primeras reuniones se efectuarán a mediados de junio. La jueza, por su parte, se comprometió a realizar una audiencia de seguimiento a la sentencia, para que la comunidad indígena tenga tranquilidad sobre su cumplimiento.
Dos casos
El resguardo indígena de San Lorenzo fue víctima de las Farc en varias ocasiones. Las dos más destacadas:
*El 9 de mayo de 1998 guerrilleros de las Farc atacaron el centro poblado del resguardo indígena San Lorenzo, en Riosucio. Asesinaron al policía Nicolás Eugenio Acosta y al civil Elí Andica Bañol.
*En diciembre del 2001 un guerrillero dejó una maleta al lado de la estación de Policía del resguardo y salió a correr. La maleta estalló. Los disparos de ese día, entre la guerrilla y la Policía, se conocen como la toma de San Lorenzo del 2001.
Con rituales tradicionales indígenas se inició la celebración. Después del evento hubo una muestra cultural de un grupo de danzas.
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