Son los héroes anónimos de las periferias de Caldas los que logran que los hospitales de sus municipios sobrevivan en medio de la crisis. Así lo afirma José Norman Salazar, presidente del Colegio Médico de Caldas. "Los hospitales de primer nivel trabajan al debe, con las uñas y en ocasiones hasta les tocar hacer lo que supuestamente no deben hacer", describe Salazar.
Esa explicación se le aplica al centro de salud de Arauca, corregimiento de Palestina. "Son los auxiliares de enfermería y los otros trabajadores los que sostienen el letrero, porque como negocio está en quiebra".
Los casos más críticos están en Palestina, en el hospital Santa Ana, y en el hospital de La Merced. "Estamos en crisis, tenemos una planta de 28 empleados que tienen que hacer más funciones de las que les corresponden. Pagamos los medicamentos de contado, porque tenemos una cartera grande con Caprecom. Se compra lo básico, porque tenemos un déficit de $370 millones", cuenta Olga Lucía Corrales, gerenta de la ESE de La Merced.
Añade que lo único que ha mantenido la institución es la austeridad en el gasto. "Sin embargo, ante los incumplimientos de Caprecom, que se ha demorado hasta tres meses en entrega de medicamentos, es el hospital el que termina tendiéndole la mano a los pacientes y carga con la deuda por medicamentos". El promedio mensual en compra de droga del hospital de La Merced es de $6 millones 400 mil. Muy por debajo de municipios que tienen su población, como San José, que gasta mensualmente unos 11 millones de pesos.
El hospital de Palestina está al borde del cierre y aún les debe siete meses de sueldo a sus empleados, como afirma el alcalde Carlos Alberto Piedrahíta. Su intención es salvar la institución, pero deberá enfrentarse a una deuda cercana a los $2 mil millones.
Al debe
LA PATRIA les solicitó a todos los hospitales del departamento la contratación de los últimos cuatro años y encontró que los municipios como Norcasia, San José, Pensilvania, Manzanares, Aranzazu y La Merced no reportaban contratos o licitaciones por compra de medicamentos. La respuesta de todos es que lo compran de contado bajo otro estatuto de contratación, hacen convenios o fían con empresas como Coodesca, que esperan los abonos mensuales que cada institución está en capacidad de hacer.
"En la cadena de la salud los que más sufren son las Instituciones Prestadoras de Salud (IPS) y los pacientes, pero los proveedores también se resienten, porque si no hay flujo de caja se retrasan los pagos. La diferencia es que los distribuidores tienen el capital suficiente para soportar las carteras morosas, los hospitales dependen a veces de la buena voluntad de los alcaldes o de la Gobernación", explica el presidente del Colegio Médico de Caldas.
Exprimir a los funcionarios al máximo es otro recurso que salva la salud de los municipios. "Soy el jefe, pero también hago consultas y turnos, hay que ser recursivos para sobrevivir. No ganamos nada conmigo encerrado en una oficina", explica el gerente saliente del hospital de Aranzazu, Efraín Espinosa Dorado.
Su sistema para mantener el surtido de medicamentos, tanto para los pacientes como para el hospital, es un convenio de administración de farmacia con Coodesca. "Así se garantiza que siempre haya medicamentos, el contrato es por $200 millones anuales y creo que existe desde el 2007", comenta.
Sin embargo, entre los usuarios no es un secreto que a la hora de una urgencia son ellos quienes suministran un insumo que debería estar en el hospital. "He conocido historias, como en el hospital de Villamaría que, con todo el pesar del mundo, les piden a los familiares que compren una sonda en la droguería de afuera", cuenta Salazar.
Las estrategias
En un panorama de cierres y reestructuraciones hay casos excepcionales como los hospitales de Pensilvania y San José. El primero, no solo está al día en pagos, en contabilidad dieron un parte de excedentes que tienen las cuatro sedes de los corregimientos San Daniel, Arboleda, Bolivia y Pueblo Nuevo con su ambulancia.
"Nosotros cotizamos con anticipación cada compra para asegurar favorabilidad, se paga al contado o a 30 días para obtener los descuentos que ofrecen los proveedores", añade Jorge Orlando García, funcionario de contabilidad de la institución. Como si fuera poco acaban de inaugurar nuevas habitaciones con dotación completa. Su gasto en medicamentos, unos 30 millones de pesos mensuales.
"En San José estamos en ceros en deudas", asegura el gerente Fernando Salazar, reelegido por concurso en el cargo. Aunque lucha desde hace seis años por la remodelación de la infraestructura, que a su criterio es de centro de salud y no de hospital, cree que la clave del éxito ha sido la austeridad y manejo transparente de la contratación. "Hay que ser más vivos que los intermediarios, tener cuidado con las propuestas amañadas y no dejarse meter el cuento de que hay áreas que funcionan a pérdida", comenta como estrategia.
En San José se tiene un sistema de costos establecidos antes de contratar y a pesar de las presiones, se mantiene el programa de prevención y promoción de salud. "Somos de los pocos hospitales pequeños que sostenemos las promotoras, a cambio conocemos al dedillo a la población y hemos incidido en la salud del municipio". Para sostener esta teoría, el gerente adelanta un estudio de perfil epidemiológico para conocer el cambio que ha producido el hospital en San José.
¿Hacia municipios sin salud?
A pesar de este optimismo, José Norman Salazar asevera que es imposible que los hospitales pequeños sobrevivan bajo el actual régimen de salud. Alega que los costos son insostenibles para una institución, tenga el tamaño que tenga. "Ya se ha visto como cierran los puestos de las veredas, bajo la medida costo-beneficio, cuando en el sector rural la única rentabilidad es la social", añade.
La solución para él está en el apoyo estatal, desde las gobernaciones y las alcaldías con políticas sociales locales. Enfatiza en que el sistema tiene que cambiar, pues las IPS públicas y privadas no dan más. Se debe enfrentar a las deudas en aumento de las EPS, las necesidades de las poblaciones y los favorecimientos políticos que entorpecen la administración. "No me cabe en la cabeza un municipio sin hospital, pero muchos están tocando su punto final", concluye.
Las cifras
Promedio de gastos mensuales en medicamentos en algunos hospitales de primer nivel de Caldas
Manzanares: $30 millones
Pensilvania: $30 millones
Norcasia: $10 millones
San José: $10 millones
La Merced: $6 millones 400 mil pesos
Estudio financiero
La Dirección Territorial de Salud de Caldas realiza un estudio técnico trimestral sobre la administración financiera de los hospitales del departamento. Su director, Jorge Hernán Yepes, al ser consultado sobre los casos como La Merced y Palestina, decidió esperar los resultados del análisis para dar un concepto sobre el tema.
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