MARTHA LUCÍA GÓMEZ
LA PATRIA | MANIZALES
“Que Dios nos tenga de su mano”, fue la frase que utilizó Hernando Arango Monedero, exalcalde de Manizales y exrepresentante de Caldas a la Cámara por el Partido Conservador, para rematar la advertencia que hizo en una sesión a la que convocó un mes y medio antes de la erupción del Volcán Nevado del Ruiz.
Si le hubieran creído ese 25 de septiembre de 1985, miles de personas habrían salvado su vida. No haber tenido el suficiente poder de convicción es cosa que a Arango Monedero le sigue resonando en su cabeza. 30 años después de estacatástrofe recuerda que lo tildaron de apocalíptico.
- ¿Qué sabía usted del Volcán Nevado del Ruiz para hacer esa sentencia en dicha sesión de la Cámara de Representantes?
Iván Duque Escobar, ministro de Minas, me llamó apocalíptico y dramático. En Manizales veíamos que el proceso del Volcán avanzaba más, desde una pequeña columna de vapor que se convirtió en una gran columna, la lluvia de ceniza que se volvió en bocanadas sobrecogedoras. Conversando con colegas ingenieros veíamos ese desarrollo. Eso me llevó a hacerle un llamado al Gobierno Nacional, lo que palpábamos aquí no correspondía a las advertencias que debían hacerse a una comunidad que vivía alrededor de un fenómeno de esta naturaleza, sabíamos que había mucha gente en las riberas de los ríos que nacen en el Volcán y que en una erupción prolongada podrían llevar abajo todas las aguas almacenadas en la montaña. A nadie le decían qué hacer, simplemente la asustaban.
- ¿Qué fue lo que dijo en esa sesión?
Hago la advertencia de que algo puede ocurrir, lo que en el proceso geológico podría producirse, cuáles eran las vertientes que en un momento dado podrían comprometerse con el deshielo, las consecuencias. El Gobierno no estaba haciendo nada. Ingeominas, en manos de Alfonso López Reina, había hecho un mapa de riesgos que pintaba los sitios donde podría haber riesgo y el potencial nivel al que podrían subir las aguas. En una hora y media la avalancha llegó a Armero, había tiempo suficiente para irse de allí, subir a la montaña. Se murieron 25 mil personas y tuvimos 50 mil damnificados.
- ¿A quiénes citó para que lo escucharan y quiénes asistieron?
A todos los ministros del presidente Belisario Betancur. De alguna manera hubo burla entre el Congreso, que si pensaba hacer un consejo de ministros, y en la citación les dije: es que es más que necesario un consejo de ministros porque no habrá cartera en este país que no se vea afectada en caso de una erupción. Asistieron los ministros de Obras, Rodolfo Segovia, y el de Minas, Iván Duque. Les pedí que si bien no podíamos detener lo que era un desarrollo de la naturaleza, sí podíamos mantener bien instruida, a través de alarmas, a la población que se podría afectar, para mantenerse a salvo.
- ¿Qué le respondieron?
No sé si Iván Duque simplemente no creyó en la cosa. Dijo que el estado colombiano estaba haciendo, a través de Ingeominas, lo que era pertinente con los mapas de riesgo y alertando a la población. Rodolfo Segovia me contestó que había concentrado maquinaria en Mariquita, Manizales y La Felisa para paliar algún problema. Él me contestó después, el mismo día de la erupción que veníamos en avión hacia Manizales: Hernando no pensé que esto pudiera tener esta magnitud, pensé que se llevaría un puente y que montaría otro.
Congoja
- ¿Cuáles fueron sus pensamientos cuando supo de la erupción, ese 13 de noviembre en la noche?
Dos cosas que son encontradas. Oí la noticia en televisión y llamé a mi señora que estaba en Manizales y le dije que saliera con mis hijos al Batallón por si veía algo de lo que estaba sucediendo, porque debe ser un espectáculo. Por el otro lado sentí frustración porque no estaba haciendo el papel de adivino, como mucha gente pensó, estaba siendo vidente. Nadie se preparó para lo que tenía que prepararse. La sorpresa fue mayúscula cuando al otro día, en la mañana, Juan Gosaín en RCN no podía creer lo que veía. Para mi no era noticia la destrucción de Armero sino lo que le había ocurrido a la gente. Creía que me iban a mostrar una montaña llena de gente, pero me llamó el ministro Segovia y me habló que no había sobrevivientes, dijo que nos fuéramos para allá.
- ¿Qué vio?
Hicimos el recorrido Río Chinchiná abajo y era absolutamente desolador. Me sentí acongojado, con ganas de llorar en un rincón, de no haber sido lo suficientemente convincente para mover el alma de los ministros. Uno conoce era ribera y sabe que la mayoría de fincas tienen casas cerca al río y la avalancha se llevó a toda esa gente porque los cogió dormidos, no había sirenas, no había alarmas, que eran las que le había pedido al ministro. Luego del debate le pregunté qué había pasado con las alarmas y me dijo que esos aparatos eran muy caros. Le respondí: ministro venda unos carros de esos que tiene allá en el Ministerio y compré unas cuatro o cinco alarmas. Seguía pensando que no iba a pasar nada.
- ¿Recibió alguna nota del Gobierno, disculpándose?
Quise hacer un debate posterior a la tragedia, pero se organizó otro alrededor del Palacio de Justicia, convocado por Virgilio Barco y César Gaviria. No iba a hacer un juicio de responsabilidades sino más bien a sacar conclusiones. Los ministros siguieron ahí, como si nada. Creo que el presidente Betancur nunca se enteró, hasta después de la tragedia. Él me escribió una nota pequeña, que no sé dónde anda, en la que me decía que el debate debía hacerse para que supiéramos qué había fallado y de qué manera debíamos prepararnos. Hasta ahí llegó.
- ¿30 años después considera que se adquirió experiencia y estamos preparados?
El Volcán es uno de tantos fenómenos que tenemos que enfrentar, día a día hay uno distinto, pero semejante al de ayer y nunca prevemos lo que puede ocurrir. La avalancha de Salgar, el desbordamiento del canal del Dique, el deslizamiento del barrio Cervantes. Si se asoma al barrio Nevado verá que hay casas nuevas de esterilla y guadua, y nadie está mirando eso. Uno pasa este país de abajo a arriba y ve lo mismo que se dio hace varios años y las autoridades no trabajan en gestión de los riesgos, vamos cuando el riesgo se convirtió en realidad y tenemos una tragedia.
“Que Dios nos tenga de su mano”.
Riesgos
Sobre Manizales dice que el riesgo es mínimo, se deriva de la caída de ceniza. “A la gente hay que instruirla sobre qué hacer con ello. Las cenizas se constituyen en el cemento que descubrieron los romanos en la erupción del Vesubio. A la ceniza se le echa agua y se endurece de tal manera que les permite hacer hasta acueductos”.
Otros recuerdos
El día del debate, la periodista Daisy Cañón del noticiero 24 horas dijo que en el Congreso se llevaba a cabo un insulso debate acerca del Volcán Nevado del Ruiz, recuerda Hernando Arango Monedero.
Foto| Reproducción | LA PATRIA
El periódico Anales del Congreso registró así parte de la intervención que hizoen 1985 Arango Monedero ante la Cámara de Representantes.
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