Herederos recuperan casa en Chinchiná

LA PATRIA | CHINCHINÁ

Una casa en Chinchiná es la manzana de la discordia entre las familias López e Idárraga. Los primeros son los propietarios y los segundos los inquilinos, quienes por un fallo del 24 de febrero pasado, emitido por el juez civil del circuito de ese municipio, deben desalojar el inmueble.

Hace 50 años Aníbal López le arrendó a Fabián Idárrraga Ruiz la propiedad por $2 mil, ubicada en la calle 13 con carrera 7 esquina, frente a la antigua estación del tren, pero no regularon los aumentos anuales, por lo que durante varios años los Idárraga pagaron ese mismo monto.

Hernando Durán Loaiza, abogado que lleva el caso de los propietarios, explicó que el valor pasó a $20 mil, después a $150 mil y así, sucesivamente, el arrendatario lo cambió a su antojo hasta llegar a pagar por la vivienda y el local $400 mil, que fue el último canon.

"El inquilino, sin consultar, subarrendaba el local. Lo convirtió en cafetería, estanquillo, tienda, juegos, centro de giros y centro de oficinas de transporte. Un perito dijo que eso debería generar ingresos de, por lo menos, $10 millones. Fuera de eso puso juegos ilícitos, es decir, explotó máquinas de juegos de azar", dijo el abogado.

Añadió que en caso de no abandonar la casa se acudirá a laPolicía, y que este tipo de situaciones se dan por la mala fe de los ocupantes, al querer quedarse con un inmueble que no les pertenece.

En cinco días

Los años transcurrieron hasta que el padre de los López falleció en el 2012, al igual que el de los Idárraga, este último hace tres años. No obstante, los cuatro herederos, mayores de edad, se asesoraron de Durán Loaiza para recuperar la casa. En la primera demanda el juez cuarto promiscuo municipal de Chinchiná ordenó el desalojó de la familia Idárraga, la cual apeló de la decisión. El pasado jueves la decisión fue ratificada, y en cinco días deberán desocupar.

Actualmente, a la vivienda le falta mantenimiento y en su parte inferior cuenta con tres locales: una carnicería, una cafetería y un estanquillo.

Aunque se intentó hablar con algún descendiente de la familia Idárraga, un administrador de un establecimiento indicó que no se encontraban y que regresaban hoy.