Crónica de una tragedia anunciada
Señor Director:
He visitado después de varios meses de ausencia el bello municipio de Palestina, terruño donde nací y me enamoré de sus increíbles paisajes y la calidez de mis paisanos, además de un espléndido clima que envidiaría cualquier ciudad del mundo.
Hace algunos años Palestina reunía todas las condiciones que generó la mano de Dios para convertirse en el municipio estrella del triángulo de oro del café, por encontrarse en un sitio privilegiado en medio de los departamentos de Caldas, Quindío y Risaralda; además de pertenecer a uno de los 16 municipios declarados por la UNESCO como Paisaje Cultural Cafetero.
Sin embargo, como un sueño macondiano de Márquez o una visión espectral de Dante que penetra el tuétano y eriza la piel, veo horrorizado cómo esta colina iluminada de Caldas vive con tristeza un purgatorio social, que se siente al observar las lamentables condiciones de sus vías de acceso, la ausencia de fiesta y jolgorio que se vivía hace algunos años los fines de semana en el piqueteadero o en la discoteca Tip-Top, inclusive las desaparecidas tertulias bohemias que se generaban del crepúsculo al amanecer en el atrio parroquial, sitio obligado de propios y extraños para hablar de todos y no sostenerle a nadie.
Recuerdo que en mi niñez cuando gustaba de discursos Barquistas-leninistas por intelectuales de la época como Libardo Antonio Rengifo, Fabio Isaza “Faisán”, Gildardo Ángel Isaza y Hernando Ramírez Arias al profetizar con garbo y gallardía L Crónica de una tragedia anunciada. Un Aeropuerto que solo traería zozobra e incertidumbre a un municipio que no se preparó nunca para un macro-proyecto de quijotescas proporciones y como visionarios costumbristas profetizaron sin ser escuchados la triste realidad que hoy vive esta lánguida Colina Iluminada de Caldas.
Aquellos que alguna vez se atrevieron alzar su voz en contra de la opresión, fueron silenciados bajo presiones laborales o a cambio de dádivas burocráticas para familiares y amigos en una administración que poco o nada ha impactado al ojo del ciudadano de a pie; pero en lo que sí ha brillado es por su negligencia y poco compromiso social al permitir que la ESE Hospital Santa Ana desapareciera de la retina municipal y pasara a ser activo del Hospital San Marcos del municipio de Chinchiná bajo el sofisma de una insostenibilidad económica o para mejorar la prestación del servicio asistencial. Me rehúso a creer que este genocidio laboral haya sido la única forma de mejorar la salud del Santa Ana y que, como bandeja de plata llevando la cabeza de Juan, hubiésemos permitido decapitar el hospital de Palestina y el centro de salud en Arauca.
Hoy al finalizar mis tristes vacaciones me alejo con un dolor que oprime mi pecho, dejando atrás la sombra pálida del que será para mí el mejor de los Municipios y que pese a las condiciones sociales y el alarmante crecimiento del desempleo que hoy vive Palestina, regresaré siempre con la esperanza puesta en Dios de un mejor futuro para mi querida Colina Iluminada de Caldas, puesto que queda comprobado que a los hombres “líderes” de este municipio, un pueblo tan pequeño les ha quedado demasiado grande.
Iván Andrés Rodríguez Rengifo
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