50 años de la Coral
Señor Director:
El cubrimiento y el amplio despliegue dado por el diario LA PATRIA a la celebración de los 50 años de fundación de la Coral Santa María, fueron parte fundamental del éxito alcanzado en el evento llevado a cabo el pasado 30 de mayo.
Es meritorio que una entidad sin ánimo de lucro y de carácter cultural como la coral, logre cumplir medio siglo de labores ininterrumpidas, hecho que fue ampliamente valorado por ustedes y por la comunidad en general, lo que nos llena de orgullo y nos plantea el reto de continuar con la tarea de darle sostenibilidad y proyección a la agrupación.
En nombre de los integrantes, del Director y de la Junta Directiva de la Coral Santa María, reciba nuestros más sentidos agradecimientos por el apoyo que nos brindó al darle a esta celebración todo el respaldo de su prestigioso diario.
Atentamente,
Luz Eugenia Narváez Marín
Presidente Juan Directiva
Trabajo pero no explotación
Señor Director:
Bala tiene ocho años y pasa el día haciendo ladrillos en un campo de Passor (India). Todos los días hace 250 piezas con sus manos y gana poco más de un euro al día. Pyalo tiene siete años y es una niña ‘bonne’ de Togo. Cuando era más pequeña, su familia la vendió como esclava doméstica a una familia rica vecina. Kofi tiene nueve años y trabaja como porteador en un mercado de Porto Novo (Benín)... Y así, hasta más de 215 millones de nombres de niños de los cinco continentes, según las cifras de la Organización Mundial del Trabajo (OIT). Niños y niñas que tienen que ir a trabajar, en condiciones de abuso en muchas ocasiones, y que dejan de asistir a la escuela y de tener un desarrollo adecuado.
El trabajo infantil no tiene una única causa. Es una suma de distintas circunstancias: pobreza, desestructuración de la familia, falta de educación, conflictos, enfermedades, desigualdades, demanda de mano de obra infantil... Multitud de causas, pero una clara consecuencia: más pobreza.
Los niños tienen un lugar, como cada cosa. Y no es el trabajo de sol a sol por un plato de comida o un mínimo salario. El lugar de un niño es la escuela. Un espacio de protección donde aprender conocimientos y valores que le servirán para el resto de la vida. La Convención de los Derechos del Niño reconoce “el derecho del niño a estar protegido contra la explotación económica y contra el desempeño de cualquier trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su educación”. El trabajo infantil afecta, por tanto, a derechos básicos de los menores, como el de la protección, la educación y, en ocasiones, la supervivencia, cuando son trabajos que ponen en riesgo su salud y su vida.
Campos de ladrillos en la india, industria textil en países asiáticos, minas de esmeralda en Colombia y de suyo en Perú, niños porteadores en estaciones y mercados de países del Sur, niños y niñas empleados domésticos... Son muchas las actividades que utilizan a menores, mano de obra barata y que no exige. Por ello, también los consumidores tenemos una responsabilidad con estos niños, a los que se les roba su infancia y su futuro. Deberíamos preguntarnos cómo se hacen los productos que consumimos, quién los elabora, en qué condiciones... y decir no a aquellos que no cumplen con los derechos de los más pequeños es el principio para que millones de niños en todo el mundo puedan mirar al futuro con esperanza.
Ana Muñoz Álvarez
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