Discriminación con indígenas
Señor Director:
El miércoles pasado a las 6:40 p.m., me encontraba en el centro antiguo de la ciudad, más exactamente en los alrededores de la plaza de Bolívar; de regreso a casa nos encontramos con la sorpresa de un niño al parecer extraviado, cual sorpresa sería, se trataba de un menor de rasgos indígenas de aproximadamente 5 años, descalzo y con una banderita de Colombia pintada en la mejilla.
Con apuro confluí con dos efectivos de la nueva Policía Metropolitana con quienes acordé para salir a buscar los padres del menor. Solo quince, quince minutos más tarde encontré en la calle 21 con carrera 21 a la desesperada madre y una hermanita suya (de Antonio, allí me revelaron su nombre) con las cuales corrí cuadra y media hasta la plaza de Bolívar, donde ya lo estaban subiendo a la patrulla de Infancia y Adolescencia, quienes al verme con las dos indígenas emprendieron rumbo con el menor.
Parece de película, mas arriesgando mucho me puse en medio de la vía y les solicité que le entregasen el menor a su madre. “Bueno, espere yo me aorillo” (en lenguaje de todo pericial conductor), me respondió; siendo eludido emprendieron su marcha, desconociendo el llanto del menor que minutos antes suplicaba que no se lo llevasen y la preocupación de su familia que corriendo tras de ellos pedía, no, mejor, imploraba que se lo entregasen.
Con ellas recorrí el CAI de la Plaza Alfonso López, el centro para judicialización de menores CESPA y el CAI del parque Caldas, donde finalmente me encontré con unos efectivos de la Policía, entre ellos los dos a quienes encomendé al menor. Sus respuestas un poco desobligantes decían entre otras cosas: “cuando a un menor lo toma la Policía de Infancia y Adolescencia ya no lo regresan”, “eso ya no hay nada que hacer”. Señor Director, nos encontramos ante un caso delicado de supuesta protección al menor ¿aun cuando casi de las manos de sus progenitores se los están quitando? Permítame decirle, solo fueron quince minutos para la llegada de sus padres.
Nos encontramos ante un caso delicado de aprovechamiento contra los más débiles, ¿No está la población vulnerable? o ¿quiénes son los vulnerables entonces? ¿Será que sucede igual cuando un menor de Palermo, la Estrella entre otros se pierde por algunos minutos? ¿Lo conducen a Bienestar Familiar? Nuestros menores los están sacando de Colombia y no solo son las redes de trata de menores. Señor Director, son nuestros indígenas, culpables de venir a Manizales, cuando se habla de la gran mortandad por falta de buena nutrición en sus comunidades, ejemplo de ello los niños indígenas de la Guajira y como lo revela la Fundación Agencia de Comunicaciones Periodismo Aliado de la Niñez, el Desarrollo Social y la Investigación (Pandi), 66 pueblos indígenas están a punto de desaparecer por física hambre. ¿Será delito buscar el alimento que no les llega por causa de las mermeladas y de la burocracia despilfarradora? A cambio de protección se les están arrebatando a sus hijos. No caigamos en el pecado del colonialismo considerándoles como animales. Son personas como nosotros. La Paz sea con usted.
Óscar Flórez
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