Renovación política
Señor Director:
Considero oportuno recordarle a la opinión pública y sobre todo a quienes les inquieta el manejo de la cosa pública, que el 30 de octubre del 2011 elegimos concejales, alcaldes, diputados y gobernadores en todo el territorio nacional. En síntesis hubo renovación de cuadros en los niveles departamentales y municipales. Ahora la dirigencia política ha empezado a organizar los equipos electorales para participar en la justa renovadora que debe elegir Representantes a la Cámara, Senadores y Presidente de la República en el primer semestre del 2014.
La militancia de todos los partidos se apresta pues a renovar el Congreso y a preseleccionar candidatos a la Presidencia de la República. Siempre que se trata este tema, la juventud y todos aquellos que se consideran parte de la nueva clase política, se ponen en guardia porque esperan un cambio que ellos deben propiciar pero no lo toman en serio, y por eso aparecen los reeleccionistas que defienden el statu quo para continuar aferrados a sus curules.
Los que aspiran el relevo tienen que comprometerse con una nueva política, conectada con la salud, la educación, con la cultura, con el deporte, con la apertura de mano de obra, con la defensa de la niñez, de la juventud, de las mujeres, de los ancianos, de los campesinos, de los obreros y en general con el empeño de rescatar el sentido intelectual, ético y hasta estético de las funciones fundamentales de nuestro tiempo para que los pueblos realicen sus aspiraciones legítimas.
De que en Colombia no han sentido los beneficios de esa renovación sustancial, da testimonio la célebre distinción de Gaitán entre “País Nacional” y “País Político”. Lo mismo, esta declaración del expresidente Alfonso López Pumarejo en 1945: “Me alarma que llegue a crearse, como parece estar creándose, una clase política ajena a los intereses vitales del pueblo colombiano, a sus preocupaciones y a sus ambiciones legítimas”. Y lo mismo, esta de Alberto Lleras Camargo en 1962: Se forman pequeñas maquinarias con electores cautivos, de expertos en el oficio, de traficantes y mangoneros, y desaparece la necesidad de buscar el apoyo de la gran masa nacional y de interpretar auténticamente su voluntad y su propósito.
Debemos propugnar en consecuencia, una política que deje de ser un conjunto de ardidos enderezados a usufructuar el poder, o algunos de sus gajes, para convertirse en un deber social de cada persona consciente, y en el correlativo derecho de contribuir a la causa común de su patria y de su pueblo. Nos proponemos además, a invitar a los compatriotas que estén de acuerdo con nosotros a ocupar su posición de servicio a Caldas y a Colombia, haciendo sentir nuestra protesta y nuestro afán de cambio en nuestras regiones, llevando nuestra voz a todos los estadios, penetrando en las entrañas de nuestros pueblos y demandando el concurso de las masas populares y buscando el apoyo de los empresarios de la ciudad y del campo que tienen sentido social y preocupaciones por el progreso, la seguridad y la paz de Colombia.
Mario Amariles Ruiz
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015