De la Nueva Evangelización se desprende una… ¡Nueva espiritualidad misionera!
Señor Director:
De aquellos sí y no, invocados por el papa Francisco, hace poco tiempo, se desprende todo un torrente de orientaciones y exhortaciones que aceptados con desprendimiento y humildad, se convierten en luces preclaras para que nos interioricemos en el contenido profundo de la Nueva Evangelización.
Y esa Nueva evangelización tiene que ver con Humanizar a Cristo Resucitado en todos los ambientes familiares, sociales y parroquiales. Es hacerlo ver como el Dios Humanado, frente a cada uno de nosotros. Es apreciar sus perfiles humanos, descubrir sus sentimientos y desde luego y con solemnidad y acatamiento: La devoción y la oración del Perfil Divino de Jesús, que ilustra la espiritualidad misionera. Si Cristo es humano, también en nuestro hermano. Lo tenemos con nosotros. Contamos con ÉL. Nos acompaña siempre, para buscar y encontrarnos con el hermano. Así rompemos el egoísmo y la indiferencia. Somos verdaderos cristianos católicos. Estamos con Cristo.
Y el obispo de Roma como suele identificarse en un tono amable, sencillo y espiritual nos dice en un SÍ con mayúscula: “Hoy se puede advertir en muchos agentes evangelizadores, aunque oren, una acentuación del individualismo, una crisis de identidad y una caída del fervor; son tres males que se alimentan entre sí y que terminan ahogando la alegría misionera. Suelen caer en un estilo de vida que los lleva a aferrarse a seguridades económicas o a espacios de poder y de gloria humana que se procuran por cualquier medio, en lugar de dar la vida por los demás en la misión”. Aquí se descubre la presencia misma del Espíritu que rige el lenguaje y las exhortaciones del papa que nos dirige hoy. Que nos convoca a adquirir una nueva mentalidad y estilo de dar a conocer a Cristo. Sintámonos elegidos para asumir tan digna labor, mediante la renuncia a tantos y tantos apegos que nos esclavizan y nos limitan.
El individualismo nos hace recaer con facilidad en una especie de estratificación de la misión-vanidad peligrosa en la proclamación de la palabra-. La crisis de identidad, no nos permite abajarnos al hermano. Si nos identificamos con Cristo tenemos que lavar los pies del hermano. Mitigar su angustia. Hacernos como él, amparados en la humildad del reconocimiento. Y la caída del fervor, es inclinarnos hacia la línea de menor resistencia en el camino del agente evangelizador, cuando el fervor debe ir alimentado por la oración y la entrega, la perseverancia y la donación.
Es el tiempo justo para Volver a Dios, con nuevos aires, nuevas alegrías, nuevos estilos, después de haber recibido todas las gracias espirituales de la Semana Santa que acabamos de celebrar para sentirnos renovados. Nuevamente convocados a la acción misionera aplicando con gestos de buena voluntad, recta intención, los sentimientos redentores y salvíficos de Cristo nuestro Señor que vive con nosotros; que está con nosotros. Que desde La Cruz nos ha dado ejemplo de entrega y obediencia y ahora, en este preciso instante deja ver Resucitado, como prueba fehaciente de que su palabra es vida, y su fidelidad es tan firme y tan fuerte como el Amor a su Dios Padre, a su Dios Hijo y al Espíritu Santo para nuestra salvación. Sencillamente Gracias Padre, por tenernos en cuenta.
Gonzalo Quiñones V. (estudiante CECAM)
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