El centenario del Instituto Universitario de Caldas
Señor Director:
La historia del Instituto Universitario de Caldas, nos presenta a una institución educativa que le ha dado grandeza a la región y a los caldenses, pertenecientes al Caldas de la Mariposa Verde del poeta Luis Carlos González. Este plantel nació grande, fundado por pro-hombres como el Dr. José Ignacio Villegas y regentado por figuras de la más alta intelectualidad del Departamento, como el Dr. Valerio Antonio Hoyos, hermano del primer Obispo de Manizales, hombre de las más altas virtudes sociales y culturales; Hernando de la Calle, el estadista, filólogo, humanista, amante de las letras cervantinas, así como el ilustre médico Alfonso Giraldo, que se constituyó en una institución, al que todos sus alumnos y profesores respetaban, sin reparos, a pesar de haber sido un hombre vertical en la toma de decisiones, que siempre fueron justas y formativas; sin dejar de reconocer la nobilísima tarea, que como rector de la institución realizó el también médico, Dr. Jaime Villegas Velásquez, hermano del sabio, que dedicó gran parte de su vida a estudiar la vida de las serpientes, Dr. Gilberto Villegas Velásquez Givive, quien le siguió la tradición de grandeza que traía la institución educativa; Don Jesús Ortega Parra, a quien sus compañeros y discípulos recuerdan con tanto aprecio. Con gran acierto dirigió los destinos del instituto el Dr. Guillermo Ocampo Avendaño, hombre cívico y creador de empresas. También son dignos de mención los profesores Hermando Lukini Henao, literato e intelectual, de quien decían los compañeros y superiores que él era un autor que había que estudiar dentro de la Historia de la Literatura colombiana, don Jesús Antonio Marín, padre del exministro de Estado y exsenador por Caldas, Dr. Rodrigo Marín Bernal; el drástico profesor de matemáticas Arturo Posada Gómez, a quien los alumnos le tenían un respeto, que se acercaba al miedo; don Alfonso Palacio Balbín, el siempre profesor de anatomía humana y que se enorgullecía al decir que había cursado siete semestres de medicina; fue un caballero en todo momento de su vida, saludaba y se despedía de sus amigos con las más respetuosas palabras, tomadas de la Urbanidad de Carreño, cuando se dirigía a una dama lo hacía, quitándose el sombrero, que nunca le faltó, fue el último de los antiguos profesores en abandonar el mundo de los mortales; Raúl Parra Martínez, el profesor que siempre dio ejemplo en el cumplimiento de sus deberes, siendo el primero en llegar al colegio y el último en abandonarlo.
Era hombre callado, solo hablaba cuando el momento lo requería, nunca perteneció a roscas ni se le oyó hablar mal de nadie; Don Ovidio Rincón, también excelente profesor, serio, amigo de los amigos, también entregó todos los años de su vida a la formación de jóvenes; Don Luis J. Ferrero y Don Gilberto Orejuela, el primero exoficial del Ejército y el segundo licenciado en Educación Física, ambos prestaron sus eficientes servicios en esta área por muchos años en el Instituto; Don Camilo Noreña, cómo lo colman de elogios quienes tuvieron la oportunidad de recibir sus enseñanzas; ya para terminar los comentarios de una pequeña muestra de los antiguos profesores de la centenaria institución. He dejado el final para hablar de la biblioteca ambulante, como llamaban a Don Simón Díaz Osorio, quien en sus clases de geografía, hablaba con tanta seguridad de los diferentes lugares de la más lejana geografía que sus estudiantes creían que él lo había visitado y de los hechos históricos, así fueran de la Antigua Grecia o de la Vieja Roma, también los narraba como si hubiera sido él, protagonista de estos hechos.
Para ser nombrado como rector del Instituto Universitario de Caldas se tenía que tener pergaminos, que muy pocos educadores podían presentar.
El rector del Centenario, eminente educador Cristóbal Trujillo Ramírez, escritor exquisito en temas de educación, sostiene el prestigio, que nunca ha perdido el Instituto en esta primera centuria de vida. En cuanto a estudiantes es de recordar que por sus aulas pasaron los más grandes hombres de la política y de las diferentes disciplinas del saber humano. El doctor Fernando Londoño, quien cursó algunos años en el Instituto, pero que no terminó en este plantel el bachillerato, dicen que varias veces manifestó que sentía frustración por no haber terminado sus estudios secundarios en el Instituto. El destacadísimo hombre público, Dr. Gilberto Alzate Avendaño, se acomodaba bien en su asiento y con cierta imponencia, que siempre lo caracterizó, manifestaba su gran satisfacción por haber sido alumno del Instituto.
Aprovecho esta oportunidad, en que escribo este deshilvanado comentario, para agradecer públicamente al Instituto Universitario, porque en este colegio cursó su bachillerato, mi único hijo varón, que gracias a la formación recibida en este centro de cultura y a la Universidad de Caldas, pudo llegar a ser un exitoso profesional de la medicina, que ejerce en la ciudad norteamericana de Miami. Gracias a los abnegados profesores que con tanto esmero laboran en la mente humana con tan gran acierto.
Fabio Ramírez Ramírez
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