El rol de la prensa: Santos y Capriles
Señor Director:
El presidente Juan Manuel Santos ha venido bajando en las encuestas de favorabilidad de los colombianos y no creo que el bajón se deba a la pérdida del mar territorial a favor de Nicaragua, porque… ¿Cuándo han sido nacionalistas los colombianos? Tampoco creo que sea por la política minera que permitirá, por ejemplo, la explotación del platino en 105.975 hectáreas de ríos y selvas del Chocó. Preocupa a los encuestados la inseguridad con el 25% y el desempleo con el 42%; el 36% que considera que la guerrilla hay que combatirla militarme hasta acabar con el último guerrillero, de lo que se deriva que las Fuerzas Armadas obtengan del 57% de confianza de los encuestados. Es significativo que el rechazo a los diálogos con la guerrilla sea mayor que la que sienten los colombianos contra la corrupción con 15% o los precios de la canasta familiar, con un 21%. También sorprende la enorme favorabilidad de los colombianos hacia el excandidato venezolano, perdedor de las elecciones presidenciales, Henrique Capriles. Ha sido un trabajo arduo, sigiloso de los medios de comunicación de Colombia el de presentar a Capriles como un candidato, democrático, simpático contrario a la “dictadura” de los chavistas, casi como si todos los colombianos fuéramos a votar en las elecciones de Venezuela. No fue simple información neutral, e imparcial sino parcialidad que hoy se reflejan en la favorabilidad de Capriles.
Los medios de comunicación que siempre se han ubicado al lado del ‘Poder’, tienen una larga experiencia histórica en estigmatizar, perseguir y ridiculizar al oponente, particularmente a las minorías políticas; lo cual hicieron con fiereza contra el General Rojas Pinilla y Gilberto Alzate como el “fascista” “el dictador” como fue enterrado por la historiografía liberal.
En una obra acerca de la historia política de los medios de comunicación “Exclusión, discriminación y abuso del poder en El Tiempo del Frente Nacional”, el historiador de los procesos electorales, César Ayala, analiza las estrategias discursivas de El Tiempo para excluir las minorías políticas en la época del Frente Nacional, la exclusión a través del lenguaje donde las disidencias liberales, fueron presentadas como indeseables para el país. Ese largo aprendizaje de los medios de comunicación se ha utilizado para crear una imagen contra el chavismo, que en últimas, es contra los movimientos populares y alternativos. Allí están las primeras caricaturas de Chávez como un “mulatico” escandaloso, similares en su tiempo a las de Gaitán. El lenguaje excluyente es evidente cuando se refieren al gobierno venezolano como el “régimen”, expresión usada solo para dictaduras.
En una entrevista al presidente Santos El País expresó sus prejuicios en forma de pregunta “¿Es esa la razón del temprano reconocimiento por parte de Colombia del triunfo de Maduro, le pregunto, antes incluso de que el régimen aceptase una auditoría de los comicios por la sospecha generalizada de flagrantes violaciones en el proceso electoral?” y “las sólidas denuncias presentadas por la oposición de Capriles”.
En la historia política electoral de Venezuela, desde 1958 e incluidas las victorias electorales de Chávez, todas las elecciones han sido pacíficas y legales. La victoria de Capriles como Gobernador y las de Chávez han sido con las mismas reglas, con el mismo conteo electoral electrónico auditadas por los partidos políticos de la “Oposición”. Sin embargo, se construyó con mucho éxito el estigma de fraude electoral acerca de la victoria de Maduro por “estrecho margen”, el “cuestionado triunfo” cuya “coalición continuista”, según un “análisis”, “solo puede funcionar fluidamente si se persigue y se reprime al opositor o al disidente”.
Capriles sabe que tiene micrófono abierto en los medios internacionales y colombianos por eso no cesan sus acusaciones que lo llevaron hasta el Palacio de Nariño. Su imagen es de incansable luchador y otras fresca, con una camisa con tenue color rosado, con un gesto sereno (muy distinto al que invitó a los venezolanos a “descargar la arrechera”, la ira, luego de los resultados electorales), advirtiendo ahora que la auditoría a las elecciones podrían ser falsas, “chimbas” según Capriles.
Los lingüistas y analistas del discurso tendrían mucho que decir acerca del lenguaje excluyente que se usa contra la experiencia política de Venezuela inaugurada por el ‘cuestionado’ líder venezolano desde 1999, Chávez. En fin, no se trata de que nos presenten una imagen positiva acerca de unos de los dos contendientes sino de que la prensa sea democrática y plural.
Vladimir Daza
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