Buen turismo
Señor Director:
El señor Presidente de la República, cohonestado por el Congreso y las Cortes, rompió el techo de lo que ha sido como principio permanente de la Democracia: la lealtad, la responsabilidad, la honestidad y la ética de gobernantes e instituciones públicas frente al pueblo que le confirió un mandato. Difícilmente encontrarán en el cercano futuro un detergente moral con el cual intentarían borrar semejante mácula. Pero cambiemos de tercio como dice el lenguaje taurino. En el puente inicial del presente mes, decidí irme de turismo por el occidente de Caldas. En el automotor que nos ofreció don José, gallardo amigo de la familia, emprendimos el viaje favorecidos por el verano transitorio, mi esposa, mi madre política y mi hija unigénita. El recorrido fue placentero porque la vía se ofrecía en buenas condiciones, lo que coadyuvó a aligerar el tiempo. El suscrito cumplía varias décadas de haber visitado y vivido en tan bellos y generosos territorios.
Las novedades de modernización de la vía no se ocultaron a nuestro paso, y los típicos encantos de la naturaleza que llenaban de fruición nuestros espíritus sensibles y soñadores. Por esta razón veíamos al paso del vehículo los frondosos cañaduzales agobiados por la canícula solar, y los guaduales, cantados por el maestro Villamil, se mostraban meditabundos bajo la resolana. Vimos también cómo los cafetales del caturra y del arábigo parecían saludarnos jubilosos al paso por la carretera, esperando el momento en que las bellas chapoleras y los cosecheros, armados de esféricos cestos y del imprescindible transistor, y animados por los ritmos populares procederán a la vendimia salvadora. En Irra, bañado siempre por un sol imponente, se pueden obtener diversos productos comerciales y de la comarca. En el Guamo, vecino a Supía, en una especie de casaquinta saboreamos la mazamorra y el arequipe de excelente gourmet, típicos de la región. En Riosucio, vigilado siempre por el Ingrumá volvimos a admirar los parques de La Candelaria y San Sebastián y sus templos coloniales, y por sus calles vimos cruzar sus pobladores de rostros multirraciales. Supía se agitaba jubilosa y bullanguera con su fiesta de la Colación. Por sus vías centrales desfilaban grupos musicales y folclóricos, tunas y papayeras de jóvenes y niños interpretando ritmos populares, seguramente instruidos en la Casa de la Cultura; la juventud que todo lo moviliza y energiza; ¡Ah la juventud cantada por Rubén Darío! Los juegos pirotécnicos y una multitud heterogénea y fervorosa resaltaban el regocijo de la población. Al regreso, dejando unas huellas de nostalgia, el aire aún calenturiento rondaba las ventanas del vehículo, mientras mi hija con su gorrita marinera azulina marrón, dejaba tremolar su caballera bruna y lacia en las ondas tibias que soplaban del cañón de La Vega de Supía. Pudimos dejar así constancia de que en Caldas podemos disfrutar de un buen turismo.
Cordialmente,
Rogelio Marulanda G.
Otro sorbito de café
Señor Director:
Cada vez que el señor Presidente de la República se reúne o se refiere a los cafeteros se oyen lamentos suplicantes para que se ayude a los productores del grano, quienes justamente lo merecen porque están ellos pagando y por concomitancia el país los errores cometidos por las llamadas tecnologías del café que condujeron a la muerte de la gallina de los huevos de oro llevando la producción de segundo puesto a nivel mundial al cuarto, con tendencia a seguir descendiendo. Sin embargo, el señor Gerente siempre descarga la responsabilidad en los fenómenos climáticos; pero no reconoce el empleo de técnicas degradantes del suelo y de los sistemas de sostenibilidad, sobre todo para las laderas que son la mayoría del suelo cafetero colombiano.
A los altos costos de los fertilizantes e insumos fitosanitarios; ahora según los anuncios de la próxima visita del Niño posiblemente con anuria intensa le deben agregar los recursos para el control de la broca, la cual se dispara en tiempos secos de intenso calor, con el agravante que los bioinsecticidas (hongos e insectos) que se usan para el control no actúan en presencia de alta luminosidad y escasa humedad. De ser así van a lamentar la ausencia de sombrío regulado y tal vez comprender que el café es ecológico por origen.
Por otra parte el abuso de las distancias cortas no permite hacer recolecciones severas para evitar los medios de propagación.
En tales circunstancias es muy difícil cumplir las metas de doce millones de sacos del precioso producto.
Atentamente,
Euclides Manrique M.
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