Las dificultades de gobernar
Señor Director:
Con base en el informe presentado por el periódico LA PATRIA el día 24 de junio titulado “Exalcaldes de Caldas siguen con líos legales”, quiero plantear una reflexión respetuosa en estos momentos. En los tiempos actuales son interminables los escándalos, cuestionamientos e investigaciones entre quienes hemos ostentado y hoy ostentan una dignidad que el pueblo nos ha permitido al dirigir los destinos del Departamento o de un Municipio donde juramos cumplir la ley y mejorar el bienestar de quienes representamos.
Gobernar es difícil. La función pública ya no es solo ese acto de sacrificio de los prohombres o de los líderes comunitarios bien intencionados, que con solo buena voluntad y sabiduría salomónica dirigían el devenir de una comunidad. Ahora es una de las profesiones más rigurosas y riesgosas desde todo punto de vista, donde se tiene que combinar la alta gerencia, conocimientos jurídicos y administrativos profundos, dotes de malabarista para eso de los equilibrios políticos, armadura resistente para los ataques indiscriminados y si tiene espacio para otra virtud, la primordial, la de un buen ser humano y todo lo que esto implica.
Desde que se posesiona oficialmente un funcionario público, es objeto de cuestionamientos hasta que no demuestre lo contrario. En mi opinión, los cuestionamientos permanentes a la dirigencia política tienen dos causas: primero, la inexperiencia y pocos recursos para la conformación de equipos idóneos que puedan configurar un buen gobierno, que obliga a cometer errores administrativos y segundo, el visceral sectarismo que se incuba en cada uno de nuestros Partidos Políticos, para cuestionar al mandatario entrante o saliente con tal de enlodar el nombre y las acciones realizadas. Esto último “satura” de demandas al oponente, denuncias en su gran mayoría improcedentes que terminan siendo un desgaste de nuestros órganos de control y de la imagen de los dirigentes.
Ante esta forma nefasta de hacer política considero relevante que la posición de la justicia, la sociedad civil y los medios de comunicación sea castigar fuertemente al sancionado y no al indagado, con el mayor peso de la ley al que cometió un delito, con el mayor castigo de la sociedad que solo se da en la urnas, y con una difusión clara de los hechos cuando estos efectivamente se consoliden. Pero poner a los dirigentes políticos y funcionarios públicos en la palestra pública por cada indagación no solo le hace daño a la persona, sino a todo el Departamento.
Siempre incluyo en mis pensamientos la siguiente pregunta, ¿Usted dejaría que su hijo entrara al ejercicio de la política? Y la respuesta en su gran mayoría es negativa por el desprestigio y los ataques indiscriminados de que son sujetos los hombres y mujeres públicos. Esto solo le deja el camino abierto a quienes sí quieren entrar a la política con intereses oscuros, acompañados de maquinarias mafiosas, porque la gente correcta no quiere entrar en este circo lapidario en que se convirtió el ejercicio de la política en Caldas.
Unos pocos lunares, terribles lunares, han enlodado el nombre de nuestro Departamento, pero también muchos buenos hombres y mujeres han acabado su vida pública por este canibalismo insaciable. De los 27 Alcaldes que cada período terminan, 27 son investigados por muchas razones, y los pocos sancionados son por errores administrativos más que por dolo en sus acciones. Pero la imagen de 27 líderes, que un día fueron la representación de sus pueblos, queda pisoteada aunque demuestren su buen actuar. Insisto, que todo el peso de la ley y de la sociedad caiga sobre los sancionados pero no sobre los indagados, porque todos los hombres de la política somos susceptibles de ser investigados en aras de proteger lo público.
Invito a todos los actores político-administrativos, a los medios de comunicación y a la sociedad caldense a hacer una reflexión, para que con la objetividad y la altura que siempre ha caracterizado el pensamiento de nuestro departamento, encontremos nuevamente el camino del debate con altura, del acuerdo en lo fundamental, del respeto a las personas y a las ideas, del honor a la palabra, de los valores y los principios, y así solo así, lo mejor de los caldenses volverán a apostarle a esta su tierra y no convirtamos la política en un quemadero de líderes.
Mis mayores consideraciones,
Gerson Bermont Galvis
Exalcalde de La Dorada
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