Congreso vergonzoso para el país
Señor Director:
Se levanta este país en el asombro frente a una reforma a la justicia de la cual ningún Honorable Congresista da fe de responsabilidad.
Una reforma llena de ‘micos’ que llevó a la intervención del presidente Santos para evitar su promulgación. Las actuaciones en el Capitolio no dejan de ser el primer antecedente en la historia cuando de favorecer los intereses de los congresistas y de ciertos sectores políticos se trata; y no es para menos, pues es vergonzoso que los congresistas voten leyes sin leerlas, más aun cuando los costos administrativos propios de sus funciones son cubiertos por los impuestos que pagamos a diario los colombianos.
El Ministro de justicia fue alejado de las discusiones del equipo de conciliadores del texto final de la reforma, so pretexto de la autonomía que tiene el Congreso de la República. ¿Y qué autonomía? Recordamos la posición básica Kantiana donde deja claro el objeto de la autonomía pública como la elección en común con otros, y la realización de una concepción política de lo justo y lo bueno. Se apartan entonces estas deliberaciones de lo justo y lo bueno cuando sus pretensiones son ocultas, perversas y amañadas.
Pero es preciso también mencionar que el equipo de conciliadores estaba conformado por dos coordinadores de ponentes y representantes de los partidos miembros de la Unidad Nacional; unidad nacional gestada desde el Gobierno actual.
El Gobierno, el Congreso, el equipo de conciliadores tienen cuota de responsabilidad, pero también su manera de evadirla. Lo cierto es que Colombia sigue con anhelo y sed de justicia, pero tiene un Congreso que no da de beber más que indignación y decepción por sus desesperanzadoras actuaciones. Ojalá reflexiones como estas permanezcan en el tiempo y vuelvan a la memoria, así sea de la tinta con que plasmamos cada cuatro años nuestras elecciones.
La reforma a la justicia es un elefante blanco acompañado de ovejas blancas y negras, más las negras que las blancas, que para sorpresa y excusa de muchos nadie las vio pasar por los pasillos del Congreso.
A este paso el Congreso continuará careciendo de respaldo ético, moral y social frente a cada actuación legislativa.
Nos sentimos indignados; indignados, ante un Congreso que basado en actuaciones como estas poco representa los intereses del país y sus habitantes, y que pareciera ser como un camaleón que cambia de color de acuerdo a la conveniencia del momento.
Sería incomprensible entonces que nos limitemos al activismo del rechazo, si no actuamos diferente desde nuestras conciencias y exigimos cambios de raíz.
¿Será que esta reforma va más? “No se oye padre”, como bien se dice en el argot popular.
Andrés Felipe Sepúlveda
Mitología Chilota
Señor Director:
La mitología Chilota está formada por los mitos, leyendas y creencias de los habitantes del Archipiélago de Chiloé, en el sur de Chile, que tiene alrededor de 180 kilómetros cuadrados y cuya capital es la ciudad de Puerto Montt. En esta mitología, que continúa vigente, se refleja la importancia que tiene el mar en la vida de los chilotes.
Se aconseja leer en Wikipedia la historia del archipiélago de Chiloé, que me parece bastante interesante. Por ahí pasé yo averiguando sobre los caballos del diablo.
Sobre las otras dos acotaciones, se me ocurre que en cuestiones de historia, uno se debe conformar con el primer dato que encuentre, porque si continúa averiguando se va a “topar” con que son muchos los historiadores sobre un mismo tema y, muchas las contradicciones de ellos con ellos.
Cordialmente,
Héctor Alarcón Muñoz
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