El Cristo de Los Yarumos
Señor Director:
Cristo nuestro Señor nunca se presentó desnudo. Por supuesto que de niño fue visto de esa manera mientras era bañado y cuando fue circuncidado. Quizás al morir en la cruz, cuando fue despojado de sus vestiduras experimentó esa humillación como parte de la inmensa pena que sufrió al cargar con los pecados de toda la humanidad. El Hijo eterno de Dios por quien fueron hechas todas las cosas se hizo hombre para liberarnos del pecado, de la muerte eterna y del poder de Satanás, no para exhibirse y presentarse como objeto de curiosidad. Jesucristo nuestro Señor es verdadero Dios y verdadero hombre, la segunda persona de la Santísima Trinidad, como Dios igual al Padre y al Espíritu Santo, vino a instaurar su reino de justicia, de amor y de paz, sobre la tierra, no a despertar en los seres humanos sentimientos eróticos. Jesucristo resucitado es Señor de cielos y tierra, rey de reyes y Señor de los señores, está sentado a la derecha del Padre y ha de volver a juzgar a los vivos y a los muertos; como existió de verdad, puede ser representado dignamente con las actitudes de misericordia, bondad, piedad, benevolencia, sabiduría, fortaleza pero nunca como sinvergüenza.
Jesús resucitado muestra las llagas de sus manos, de sus pies y de su corazón para probar que el mismo que murió en la cruz es el que resucita porque es Dios y sube al cielo llevando consigo a la humanidad redimida; muestra las llagas, no sus partes íntimas.
El pudor es una virtud. Consiste en el recato, en actuar de buenas maneras, en conservar la dignidad, vestirse adecuadamente, ser sencillo, llamar la atención por la sabiduría, la bondad, la integridad, no por el ridículo e incómodo espectáculo de lo pornográfico.
El sexo lo hizo Dios, abarca toda la persona, implica el poder que da Él al ser humano para la transmisión de la especie, es algo santo e íntimo que ennoblecen al hombre y a la mujer que se han comprometido a formar un hogar donde los hijos tengan las garantías del afecto de sus progenitores. Jesucristo nuestro Señor está más allá de estos objetivos, por eso no se casó, ni tuvo hijos; dio ejemplo de castidad, pureza y santidad de vida que ha servido para que millones de hombres y mujeres se consagren a Dios buscando una paternidad y maternidad espiritual que supera los objetivos de la conservación de la raza humana.
El Señor Jesús ciertamente se mezclaba con publicanos y pecadores porque, como decía él “No tienen necesidad de médico los sanos sino los enfermos” pero él nunca se identificó con el pecado y con los malos modales de quienes se ufanan del amor libre, el libertinaje y el exhibicionismo.
A Dios hay que amarlo, adorarlo, exaltarlo. Él es nuestra felicidad aquí y en la vida eterna. Es pecado, es ofensa a él, ridiculizarlo de esa manera. Aunque los críticos de arte juzguen que esta obra sea la más hermosa, nada justifica que se pueda utilizar para exponer al escarnio a aquel en el que la mayoría del pueblo manizaleño tiene cifrada su esperanza.
Beimar Alexis: temo que cuando, al final de tu vida, te presentes ante él en su trono de gloria te veas en apuros para justificar la desorientación que causas a quienes determinen tu escultura. Con asuntos tan serios no se puede jugar.
Pbro. Bernardo Naranjo Giraldo
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