El Náhuatl, lengua armoniosa
Señor Director:
La primera etnia indígena, nativa o aborigen con la cual tuvo contacto el almirante Colón, fueron los taínos que poblaban las Bahamas, así como las Antillas Mayores y Menores. Taíno en su idioma quiere decir “buena gente”, eran marineros precolombinos, originarios de los arawak, del norte de Sur América, posiblemente de la región andina colombiana. El pueblo taíno (arawak) conocido como los arahuacos, huían de los feroces caribes, sus enemigos.
La primera palabra autóctona que el almirante inscribió en su cuaderno de viaje, el día 26 de octubre de 1942 fue canoa, al describir la embarcación en que viajaban los nativos y, como no se parecía a ninguna de las que conocía en Europa, usó el vocablo local “son navetas de un madero adonde no llevan velas. Estas son las canoas”. En otra ocasión repitió “Muy grandes almodías, que los indígenas llaman canoas”, almodía es un arabismo para balsa o canoa.
“De nada le sirvieron a Colón, los intérpretes que le acompañaban, expertos en latín, griego, árabe, arameo y hasta tártaro”, escribe López Morales en su libro “La andadura del español por el mundo”, pues no sabía y nunca llegó a saberlo, que no había llegado a Cipango (Japón), ni a Catai-Mongui (China) y que no había sido posible entregar las cartas que llevaba para el Gran Khan, en la afortunada tierra de Marco Polo.
En su segundo viaje, Colón llegó al actual Puerto Rico, habitado también por los taínos, quienes llamaban a su isla Borikén.
Hernán Cortés llegó en 1519 a Tenochtitlán, habitado por los mexicas, llamados por los historiadores aztecas, pueblo indígena de filiación nahua y fundador de México-Tenochtitlán. Los nahuas que habitaban Tenochtitlán y Tlatelolco eran conocidos como mexicas y su lengua, el náhuatl o mexicano que traduce “lengua armoniosa que agrada al oído” que surgió en el siglo VII, desde la cultura tolteca; a fines del siglo X en Mesoamérica, comenzó su difusión por encima de otras lenguas, hasta convertirse en lengua franca en los territorios conquistados por el Imperio Mexica o Azteca, desde el siglo XIII hasta su caída en 1521 a manos de los españoles.
La Real Academia Española acepta casi 200 vocablos prestados del náhuatl, algunos son: aguacate, cacahuete, canica, chapulín, chicle, chocolate, coyote, cuate, guacamole, guajolote, jícara, macana, ocelote, petaca, petate, quetzal, tamal, tiza, tomate, zapote y zopilote (gallinazo), etc., también algunos topónimos como México (Mexihco), Guatemala (Cuauhtemallan) y Nicaragua (Nicanahuac), que traducido quiere decir “Aquí está Anahuac”, indicando así los límites del Inperio Azteca.
También el castellano ha prestado al náhuatl algunos vocablos como: axno (asno), cahuayoh (caballo), cafetzin (café), hicox (col) y perexil (perejil). Malinche, hija de un cacique mexicano fue entregada a Hernán Cortés como esclava, ella hablaba náhuatl, la lengua de los aztecas y la maya. Malinche, traducía de la lengua azteca a la maya y luego un sacerdote traducía del maya al castellano. La colaboración de la Malinche con los invasores de su pueblo conocido como “la maldición de Malinche” dice en uno de sus versos “Se nos quedó el maleficio de brindar al extranjero nuestra fe, nuestra cultura, nuestro pan y nuestro dinero”.
El náhuatl, conocido como mexicano, es la lengua indígena más hablada en México y es una de las lenguas oficiales del Estado mexicano, se habla desde el sudoeste de Estados Unidos hasta Centro América, se estima que lo hablan 2,6 millones de nativos, es rica en morfología, es altamente metafísica y poética. Actualmente hay un interés creciente en esta lengua y existe un compromiso de las nuevas generaciones, así como de movimientos de recuperación en Estados Unidos. Se ha traducido al castellano y reimpreso, en el año 2010 por Siglo XXI Editores, el Diccionario de la lengua náhuatl o mexicana, cuyo autor es Remí Simeón, editado en París, en francés, en 1885, como un aporte para la conservación y crecimiento de esta lengua autóctona de la etnia quizás mas desarrollada en América, antes de su casi desaparición por los españoles. Fue la lengua nacional del territorio que hoy es México y después de la invasión europea, fue suplantado por el castellano, hasta que, despojada paulatinamente de su propiedad como vehículo social, llegó a ser considerada como una lengua muerta, pero el náhuatl pervive como agente aglutinador de una gran cultura plasmada en documentos de medicina, astronomía, mineralogía, así como de mitos, rituales, creencias, transmitido por medio de sus textos poéticos.
Fernando García Cuartas
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