Un mejoral para la industria láctea
Señor Director:
En días pasados y frente a la dura situación de los productores lácteos del país, el ministro de agricultura invocó la cláusula de salvaguardia para restringir la importación de leche en polvo procedente del Mercado Común del Sur (Mercosur), en concreto de Argentina. Muchos nos preguntamos; ¿no estaremos vendiendo el sofá, en vez de atacar el problema de fondo?
Miremos este caso con números. Un kilo de leche en polvo en el mercado internacional cuesta aproximadamente U$ 3,5 con el que se pueden obtener 8 litros de leche líquida, así un litro de leche reconstituida cuesta 44 centavos de dólar, o $765 pesos colombianos. Ahora revisemos el precio de nuestra leche; según Fedegán el precio promedio al productor a finales del año 2012 estaba en $912 pesos por litro, esto ya marca una diferencia de $147 pesos, lo que es equivalente a un 16% de diferencia a favor de la leche importada.
Viendo este panorama la industria láctea, que no solo siente la presión de las materias primas locales costosas, sino que también afronta la nueva competencia de productos terminados importados; pues la decisión no es difícil de tomar, más aun cuando el objetivo primordial de nuestras empresas lácteas es el generar utilidades.
Ahora, si bien no nos podemos dejar llevar por el capitalismo arrasador, es cierto que debemos tener responsabilidad empresarial. La industria láctea se aprovisiona de más de 400 mil ganaderos, la gran mayoría considerados pequeños productores. Acá tenemos que ver con mayor profundidad el problema y determinar porqué sus costos de producción no les permiten ofrecer su producto a precios internacionales competitivos, tenemos que preocuparnos por mejorar el negocio de nuestros proveedores, que finalmente también es el negocio de los industriales de la leche.
La responsabilidad empresarial social paga y genera utilidades cuando está involucrada con procesos de innovación y desarrollo, con los cuales nuestras empresas generan valor agregado para nuestros clientes, para nuestros proveedores y para nuestras compañías, es por esto que el mejoramiento de la competitividad de nuestras industrias debe ser una solución integral y no una respuesta coyuntural.
Medidas como la restricción a las importaciones sirven para el sector productivo por el momento, pero obligan al sector industrial a perder competitividad, entonces entramos en un círculo vicioso que no soluciona el problema de raíz. Es responsabilidad de la cadena láctea el buscar sus eslabones ineficientes y trabajar en mejorar su competitividad, es responsabilidad de los gremios ofrecer formas alternativas de producción, es responsabilidad de los empresarios innovar y generar valor diferenciado, es responsabilidad de todos el sacar adelante nuestra industria láctea, pero desafortunadamente hoy solo estamos dando un simple “mejoral” para la fiebre, por que la infección sigue caminando por dentro.
Mauricio Bonivento C.
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