Ciudad zombi
Señor Director:
Un zombi, es una figura legendaria propia de las regiones donde se practica el culto vudú, una religión que se originó a partir de las creencias de los pueblos que fueron traídos desde África occidental a América y en su contacto con la religión cristiana, se creó un sistema animista, provisto de un fuerte componente mágico. El vudú se cuenta entre las religiones más antiguas del mundo que oscila entre el politeísmo y el monoteísmo, es un sincretismo entre esta compleja y bien esquematizada religión y las creencias cristianas, de allí surgió el vudú haitiano y sus derivados como la santería de Cuba y República Dominicana, el candonblé, culto de los orixás, una de las religiones afrobrasileras que ha llegado a Colombia; la umbamba y la kimbamba, también en Brasil y demás países del Caribe.
El zombi es un muerto resucitado por medios mágicos de un hechicero para convertirlo en un esclavo, en literatura es sinónimo de un muerto viviente, y en el lenguaje común, para designar en sentido figurado a quien hace las cosas mecánicamente, como si estuviera privado de su voluntad. La palabra puede tener relación con el nombre de una serpiente divina que es objeto de culto en las regiones de lenguas níger-congo y que está emparentada con el término kikongo nzambi que significa dios. También se aplicó el término zombi a Japón durante los años ochentas del siglo pasado, pues casi no sale de su terrible crac económico; se usa en el lenguaje de ordenadores cuando son controlados a distancia por los ciberdelincuentes.
Manizales es una perfecta ciudad zombi por, entre otras, las siguientes razones: 1) Tenemos un alcalde, que a pesar de haber formado parte de dos administraciones anteriores, no conoce el funcionamiento de su ciudad, él se cree el BIG Ban manizaleño, antes de él, la nada, todo parte de cero. El mediocre burgomaestre anterior, alcanzó a poner en funcionamiento por unos días, el sistema integrado de transporte con algunas deficiencias, pues el alcalde de ahora, con su juventud y arrogancia, desconoce todo el camino recorrido y empieza con un proceso nuevo, cuando ya hay contratos para su ejecución; pronto se vendrán demandas millonarias que tendremos que pagar los sufridos manizaleños. 2) Un Concejo Municipal, cuyo presidente es cola de caballo y líder de la barra brava Holocausto Norte que tiene arruinado el Palogrande y llena de grafitos las paredes de la ciudad, dándole un aspecto de desaseo espantoso y él mismo arenga a sus súbditos, despojándose de su camisa. No se puede esperar nada bueno de un Concejo con un dirigente de ese talante. 3) La dirigencia manizaleña le apunta a todo, como escopeta de regadera y construye epítetos como: Manizales capital mundial del agua, ciudad educadora, ciudad saludable, ciudad universitaria, etc., pero no le acierta a nada, pues es una ciudad que no tiene un hotel de cinco estrellas, no tiene una biblioteca municipal, no tiene vías de comunicación adecuadas,
prácticamente nuestro aeródromo es El Matecaña, tenemos una vulnerabilidad inmensa en la captación y conducción de agua potable; la naturaleza nos dotó de unas bellezas incomparables, pero el Nevado del Ruiz no tiene hospedaje ni carretera adecuada, Termales del Ruiz colapsado, la red de Ecoparques es un desastre, el único que brilla por su excelencia es el Recinto del Pensamiento que no es del municipio; en deportes, nuestros atletas ganando medallas por otros departamentos pues no tienen escenarios deportivos apropiados o simplemente no los hay y sus desplazamientos a torneos lo hacen con recursos propios.
LA PATRIA, publica periódicamente el avance de los proyectos más importantes de la ciudad y aterrémonos, en su última información nos trae un pinche de puente peatonal para acceder a la Terminal de Transportes, la tapada de una tubería de acueducto con una longitud de 200 metros y una doble vía en la Panamericana que llevan construyéndola hace como seis años y cuya longitud es de 1.500 metros y pare de contar.
Envidia de la sana, le da a uno como manizaleño el ver cómo en los diarios y revistas del país, salen noticias de proyectos de gran envergadura a desarrollar aún en ciudades como Villavicencio, Neiva y hasta Armenia y nosotros nada, no aparecemos en el mapa de desarrollo de Colombia y es debido a que somos una ciudad zombi que a veces despierta como en la administración de Luis Roberto Rivas, pero luego vuelve a sumergirse en ese sopor e inmovilidad a que nos tienen ya acostumbrados nuestros dirigentes cívicos, políticos, parlamentarios y gremiales.
Fernando García Cuartas
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